LA FOTO EMBLEMÁTICA COMO SÍNTESIS VISUAL
Por FAUSTINO PÉREZ
En el reportaje fotográfico la fotografía viene a ser como una especie de “notario” de unos acontecimientos, como un “testigo” de la noticia, como una “vidente” de los hechos, y quizá tenga aquí su misión y su manifestación más nobles, sin pretender, en modo alguno, restarle méritos a la foto posada o escenificada, como ocurre con la gran mayoría de las imágenes publicitarias, ni tampoco, a la foto que sea un reflejo del mundo interno del fotógrafo. Pero, como la “nobleza obliga”, precisamente por su valía como fuente informativa y documental, el fotógrafo ha de tener conciencia de la importancia que puede tener una imagen para la memoria histórica de la humanidad. En ese tenor, en cuanto a la fotografía convencional se refiere, es de capital importancia que tanto el proceso del laboratorio, así como también el de archivado y la manipulación de los originales, se realice con cuidado, de lo contrario, se puede estar echando a perder un material que puede ser valioso. No nos olvidemos que hoy por hoy, la historia se “escribe” con imágenes.
En la foto digital sucede otro tanto, ya que las apariencias fotográficas pueden perderse por muchos motivos, como puede ser un virus en la computadora, un problema técnico, la temperatura, la humedad, el salitre, un error del fotógrafo, y así por el estilo. Por ese motivo, se recomienda hacer duplicados de las fotos.
Si el interesado así lo desea, puede elaborar aún más la foto producto del reportaje, empleando innumerables procesos especiales a su disposición. Si conserva los originales, podrá tener diferentes versiones de los hechos, unas pertenecientes a la llamada fotografía “straight”, y otras a la foto elaborada, creativa, sintética, surrealista o fantástica, y así por el estilo.
Con las nuevas cámaras digitales de tamaño pequeño, incluyendo las de los teléfonos móviles, se le está dando un nuevo giro al reportaje fotográfico, es decir, que los protagonistas o afectados por el hecho, que tienen cámara, se convierten, gracias a los avances tecnológicos, en testigos-reporteros. Ellos toman las fotos o graban directamente los sucesos, durante la ocurrencia de los mismos, y las envían a los medios posteriormente, para su difusión.
Que se sepa todavía ninguna foto tomada con estas cámaras, ha llegado a la categoría de foto-emblemática, pero, con las mejoras técnicas pronto será posible, al poder proporcionar imágenes de mayor calidad.
Precisamente el ya casi obsoleto formato 35 mm suministraba fotos de calidad de prensa, con un equipo pesado, pero manejable; sin embargo, son tantas las ventajas que tiene la foto digital, sobre todo por su inmediatez para saber lo que se hizo, y por su superioridad para los fines de transmisión y posterior publicación, que se ha impuesto.
En todo caso siempre es imprescindible la acción de encuadrar, o de “poner” los límites a la imagen fotográfica que le interesa al fotógrafo, lo cual se puede hacer con la cámara durante la toma, o bien, en el laboratorio empleando básicamente la ampliadora; y hoy en día, cuando se usa una cámara digital, o se escanea la foto opaca, o bien, se emplea cualquier otro de los numerosos procedimientos para “introducir” una apariencia fotográfica en el ordenador, - incluyendo el más corriente de descargar las imágenes por medio de un cable -, el encuadre es realizable con la computadora, también.
Para encuadrar, se incluyen consciente o inconcientemente, cuatro parámetros básicos: el ángulo que se abarca con una lente específica, que puede ser desde muy estrecho hasta muy ancho, pasando por todos los valores intermedios; el tratamiento que se le da al espacio captado, ya que es posible que tenga una apariencia curva, o bien normal, o “aplastada”; igualmente, la inclinación del horizonte, hacia la izquierda, o bien normal, que es el horizonte horizontal, o inclinado hacia la derecha; y el ángulo de la toma, el cual puede que sea frontal, en picado, o en contrapicado. Todas estas variables son combinables entre sí. Es decir, que una imagen puede estar espacialmente sin deformaciones, y simultáneamente presentar el tema en picado, a la vez que tenga un horizonte inclinado, por ejemplo. Las combinaciones son múltiples.
Hay algo muy importante que conviene tener siempre presente, y es el hecho de que una modificación en el encuadre, puede hacer variar sustancialmente el mensaje de una foto, y lo que es peor, es susceptible de ser aprovechado por personas inescrupulosas; por poner unos ejemplos: simplemente con el ángulo que se abarque, cabe la posibilidad de incluir o de eliminar sujetos de la foto, y esto se presta para muchas manipulaciones; con el tratamiento del espacio, se tiene la opción de hacer que el sujeto se vea natural, o más gordo, incluso, deformado y caricaturesco, entre otros efectos, como podría ser el crear una impresión diferente a la real, de las distancias físicas en la imagen; con el horizonte inclinado es posible, si se prefiere, el crear una atmósfera tensa e inquietante, o sencillamente sacar una imagen estandard; y por último, con el ángulo de la toma fácilmente al sujeto se le da un tratamiento normal, o bien, se le exalta o se le menosprecia, y así por el estilo.
Todo ello, independientemente de los trucos realizables empleando el ordenador, los cuales si están bien hechos, son difíciles de detectar; y con ellos cabe la posibilidad de cambiar radicalmente el mensaje proporcionado por un encuadre específico, y se mienta con la imagen descaradamente. Empero, esto no está bien visto en fotoperiodismo, es más, hasta pueden descalificar a un fotógrafo de prensa por esa práctica.
Tanto en fotoperiodismo con sus reportajes, y por igual, en la foto que se escenifica o se posa para ser empleada principalmente en publicidad, así como también, en las imágenes que sean una expresión personal del cultor de la lente; si las fotos son profesionales, y tienen, por consiguiente, calidad, siempre puede seleccionarse una imagen que sea un resumen o síntesis visual de aquello que se presentó, o se escenificó, o se preparó, o estaba, delante de la lente.
Cuando el tema es de trascendencia, principalmente en el reportaje, y se elige bien la toma lograda, a veces surge una imagen que sea una síntesis visual del hecho, susceptible de convertirse en un emblema del hecho o acontecimiento. No basta únicamente con la calidad, ni con el suceso en sí mismo, por más importante que sea, ya que es preciso que tenga un mensaje entendible, que posea esa capacidad de síntesis, que cale en la gente, y que los medios la reproduzcan lo suficiente, para hacerla reconocible fácilmente, y emblemática consecuentemente.
Realmente la foto-emblemática abunda muy poco, y en ella tienen que converger una serie de factores, entre los cuales la suerte y el azar no son ajenos. Por ejemplo: ¿Qué tiene la foto famosa del Che Guevara que hace que la gente consuma incluso productos con esa efigie? Se supone que el argentino era comunista, no obstante, su imagen se emplea en todos los sistemas económicos. Si la foto aparece en un cartel en la Cuba de Fidel, naturalmente, que es para ponerlo como modelo y paradigma de la revolución, e instrumentalizarlo como elemento de propaganda política. Con lo que no contaban los comunistas era con la gran capacidad de adaptación y de perfeccionamiento del capitalismo, que ha hecho que el líder comunista se emplee para satisfacer las demandas de la sociedad de consumo; y que mucha gente adquiera esos productos que llevan su imagen, inclusive, por aquellos que no han llegado a saber quién era el Che. Sencillamente porque es la moda.
Todo esto ha provocado que la imagen tomada al Che poco tiempo después del triunfo de la revolución cubana por el fotógrafo cubano, Alberto Díaz Gutiérrez, alias Korda, en el 1960, cuando trabajaba para el periódico Revolución, sea una de las foto-emblemáticas más conocidas y reproducidas en el mundo, sin lugar a dudas. Por esas cosas raras de la vida, él nunca cobró nada por esa foto, salvo una demanda que ganó a raíz del empleo de su imagen para vender una bebida alcohólica, cuyo importe donó. Korda falleció en París en el 2001, y su imagen sigue siendo reproducida, y la foto que él tomó al Che, está siendo resemantizada desde hace algunos años y sacada fuera de contexto, con su simbología sustancialmente cambiada.
Es innegable que la foto del Che tiene una gran fuerza expresiva, y posee además una gran pureza de diseño resaltado por un contrapicado muy moderado, además de contar con una luz lateral que le ilumina más el lado derecho de su cara; pero eso no la hace mejor necesariamente que, por ejemplo, la foto de Marilyn en la que el viento del subway le levanta la falda y ella pícaramente se la sujeta; o, yéndonos a otros temas, la foto de la primera explosión de una bomba atómica, o la del general vietnamita que le dispara en la cabeza a un militante del Vietcong.
En el caso dominicano sobresale la imagen de Valentín Pérez Terrero, sacada durante la revuelta del abril del 1965, en la que aparece un joven desafiando sólo con sus puños al soldado yankee invasor, armado con un fusil de asalto. En este caso también el azar jugó un papel importante.
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1 comentario:
Faustino Pérez es economista graduado en España en la Complutense. Desertó de su carrera para opinar sobre materia comunicativa. Como fotógrafo hace muchos inventos y disparates, a tal punto que para comprender su arte hay que estar un montón de tiempo observando. De manera, que es nulo en materia comunicativa.
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