1 - En nuestra entrevista anterior te preguntaba sobre tu incursión en la internet. Te decía que yo entendía que entonces, en el año de 2002, no te habías iniciado en ese mundo maravilloso. Aunque me dijiste que sí lo estabas yo seguí creyendo que no. Ahora no, por supuesto. Lo que vino tras tu incursión en la red ha sido una fiebre que te tiene delirando. Para un escritor que es esencialmente grafólogo, como tú, ¿qué significa estar en internet?
F. P.: El vocablo Internet, según el diccionario de la Real Academia Española es un término ambiguo, en el buen sentido de la palabra, o sea, que se puede decir: el Internet, la Internet, o Internet a secas. No es que me tenga “delirando”, es que ese medio de medios lo inventaron para mí, lo único que se retrasaron. Yo resuelvo muchas cosas que anteriormente las hacía por separado; y como estaba enfrascado en otros proyectos, tú lo interpretaste como que a mí no me gustaba ese medio. A mí personalmente me gusta llevar a cabo un plan antes de empezar otro, aunque eso muchas veces no es posible en un país tan caótico como este.
Ya sabes que el Internet abarca tres tecnologías principales y otras muchas secundarias: la televisión, la telefonía y la computadora; y a mí me es muy útil, para escribir y para viajar, que son dos de mis intereses primordiales, ya que lo que determina el progreso humano, viene dado por el tiempo y el esfuerzo que se dedican al progreso después de haber resuelto los problemas de subsistencia y los conflictos. Naturalmente, que existen muchos condicionamientos, que matizan, e incluso, pueden modificar o alterar la intención de progresar. El Internet ha servido a los dominicanos sobre todo para sacarnos de este pernicioso aislamiento provocado por la insularidad. Tengo un amigo que se casó con una canadiense que conoció por el Internet, por ponerte un caso.
Con el Internet es posible conseguir datos que antes eran casi imposibles de obtener desde aquí, por ejemplo, si uno quiere saber la distancia entre Santo Domingo y Sidney en Australia. Eso no viene en ningún libro, sin embargo, con el Internet esa información es muy fácil de obtener; lo mismo te digo de la temperatura en Ámsterdam, de los terremotos de hoy en el mundo, o del próximo eclipse de luna.
Antes uno se veía precisado a vestirse para ir a la esquina a comprar el periódico, o se lo traían a la casa si se estaba suscrito, o tenía un vendedor fijo, ahora uno los lee por el Internet. Y no sólo los de aquí, ya que es posible ver lo que dicen los diarios de la India, o de Sudáfrica, de Israel, o de Santiago de Chile, o de donde sea. Para uno hojear o comprar el suplemento semanal del País de España, tenía que ir al sector de Naco, o confiar que la tienda de revistas de Macalé lo trajera a la Zona Colonial…Fíjate que la noticia de la independencia de Kosovo está desde el mismo día de su ocurrencia en la Wikipedia.
Dicho sea de paso, una de las primeras “víctimas” del avance del Internet han sido las enciclopedias impresas.
El chateo es otro invento genial que me permite saber si una amiga mía en Italia está en línea, o un amigo mío argentino tiene su ordenador encendido. El chateo incluso nos ha cambiado los hábitos y de paso nos ha creado una gran dependencia, al igual que el correo electrónico. Son inventos que han revolucionado al mundo radicalmente, incluyendo el tiempo que la humanidad se pasa borrando la chatarra, o correo no deseado. Si tú multiplicas, te da millones de horas/hombre por mes, de tiempo perdido, eliminando los mensajes que uno no quiere. Pero a ellos no les importa porque es rentable, un tremendo negocio. En hotmail cuando uno desea borrar el spam tiene que hacer clic en “aceptar”, y le dejan el correo basura en “stand by”; en cambio, el correo supuestamente deseado, cuando se borra no se puede recuperar, ni tampoco hay que “aceptar”.
Los mismos blogs, han sido incorporados a los motores de búsqueda, porque en Google se dieron cuenta de que en ellos había una mina de información formidable, que no estaba siendo aprovechada para contestar las preguntas de los navegantes, y Google precisamente rentabiliza la información como principal fuente de ingresos. No utilizan la información de los correos aparentemente privados, porque eso traería muchas protestas.
Pero como estamos en la Era de la Pornografía, que se ha impuesto en el Internet como señuelo principalmente visual, con centenares de subespecialidades; al ser las imágenes que más se graban en los discos duros o rígidos, y en los diferentes soportes, la porno va a ser el recurso internético que más va a trascender. Aparte de que les ha cambiado los hábitos a millones de personas en el mundo. Yo mismo no sabía lo que era el efecto de la “pata de camello”en los pantalones de una mujer, o lo que era un bukkake, o lo que era una MILF.
Ahora bien, para los viajes el Internet es primordial: uno sabe la cotización al día de la moneda del país que va a visitar, averigua los requisitos de visados, consulta los planos de la ciudad y del metro, reserva el hotel y ve fotos del mismo, sabe los museos con que cuenta, los sitios de diversión, los tours posibles, aprecia imágenes y vídeos de los países, los vuelos disponibles para esa nación, y cómo son los aeropuertos, el transporte de y hacia los aeroparques, las rutas de autobuses, les avisa a los amigos, chequea las carreteras y la orografía, se entera del pronóstico del tiempo y la temperatura, lo que opinan los viajeros, las recomendaciones de viajes, o las imágenes satelitales de las ciudades en Virtual Earth o en Google Earth, y así por el estilo. Hay una página que informa hasta de los enfermos de SIDA por país, de cuántas mujeres por hombre hay, o de cuál es su deuda externa. Hay otra en la que vienen los nombres de todos los ministros y presidentes del mundo por cargo.
Si uno quiere vivir en un mundo virtual para eso tiene una página llamada Second Life, en la cual la gente paga dinero real, para vivir una vida virtual, convertidos en “avatares” o representaciones de uno; si en cambio se desea saber cómo le sentará un atuendo determinado hay sitios para eso, o un corte de pelo distinto. Existe una página que coloca la foto del interesado en la portada de una revista famosa.
De igual manera sirve para encontrar libros, imágenes o personas. Yo he logrado dar con el paradero de tres amigos míos ya, - de los cuales yo no sabía en qué lugar del mundo estaban - , gracias al Internet. Hay gente que se ha hecho famosa gracias al Internet, desde Don Brinca, el desdentado cibaeño y alcohólico que sale tanto en remolacha.net, en un extremo; hasta la propia Paris Hilton, quien se convirtió en celebridad hace cinco años con un vídeo pornográfico precisamente, en el otro extremo.
En el portal de la NASA se puede “conducir” un boogie en la superficie de la luna, y desde la casa de uno es posible ver los efectos de flashes estroboscópicos de la Tour Eiffel de París.
En fin, el Internet está para quedarse, y no solamente por su utilidad para el navegante, sino, por los grandes intereses involucrados que tienen mucho que ganar o que perder, con ese medio. En el Internet se ha colado tanta gente, que hoy en día es posible encontrar la gente más sana, y noble del mundo, y a la vez, hallar la peor gentuza de la más baja ralea. Todo lo bueno y todo lo malo del mundo simultáneamente.
2 - Escribes en el teclado con dos dedos, lo que es común a muchos escritores, y me contaste la anécdota de que en Tokío te encontraste conque las letras del teclado de la computadora en que tenías que escribir estaban en japonés. Bueno, lo que me interesa es que puedas ofrecer para Vetas tu opinión de lo que significó tu viaje a Europa y las antípodas desde el punto de vista de tu condición de comunicólogo.
F. P.: No sé si recordarás que yo viví, estudié y trabajé 15 años en España, (1964-1979), con lo que te quiero decir que el continente europeo no es un desconocido para mí. Ahora bien, yo tenía casi 9 años que no iba de visita, aunque estuve en tránsito por París en el 2007. En el 1999 tuve que viajar a España tres veces en el mismo año por razones familiares. No voy más por las dificultades para la obtención del visado. Por esas paradojas de la vida, yo que pude ser sin ninguna dificultad un ciudadano de la Unión Europea, - por querer seguir siendo dominicano - , ahora tengo que soportar largas filas en el Consulado español, que dicho sea de paso, no cuenta con ordenadores para la recepción de los documentos.
Cuando yo estudiaba en la Universidad Complutense de Madrid, siempre soñé con un pasaporte panhispánico o paniberoamericano, para poder viajar por todas las naciones de la misma estirpe, sin tener que obtener un visado. Esa idea, - aunque la tecnología está disponible desde hace tiempo - , no ha cuajado por dos razones fundamentales: por un lado España se ha concentrado más en Europa que en los países que compartimos la misma lengua, y nos ha dado la espalda bastante; lo cual es un tremendo error histórico, porque ella pudo haber logrado su integración europea, salvaguardando los intereses de las naciones de este lado del “charco” y de España misma; y en segundo lugar, por razones de reafirmación de su “españolidad”. O sea, que en la medida en la cual se incrementaba el nivel de vida de España, y ellos se convertían en miembros del club de los “nuevos ricos del mundo”, e importadores de mano de obra, - al contrario que en otras décadas -, y como no nos necesitaban, entonces, se han distanciado. Atrás quedaba la ayuda que le prestó la Argentina recibiendo inmigrantes y proporcionándoles trigo, para paliar el hambre; o el apoyo que le brindó Trujillo para su ingreso en la ONU, por poner dos ejemplos. Todo eso se olvidó, ahora somos un fastidio para ellos.
También soñé con un organismo que agrupara y reuniera a los primeros mandatarios de nuestros pueblos periódicamente, para resolver los problemas de desigualdad social, básicamente. Esto se ha logrado, pero se ha convertido en una forma de hacer turismo, con pocos resultados prácticos; y además España tiene dos representantes, con lo cual “juega con ventaja”, y eso no debería de permitirse. ¡Eso sí les gusta! Por otro lado, y lo que es peor, el rey viene todavía con su actitud imperialista, tal como se evidenció con el intercambio grosero de palabras con el Presidente Hugo Chávez de Venezuela, ya que lo trató como su fuera un chaval molestoso.
En el 2008, para retomar tu pregunta, aprovechamos las vacaciones de invierno para visitar Europa. Entonces, había que elegir un recorrido, y empezamos por París ya que mi esposa quería conocer esa ciudad, y a pesar de que ya la había llevado tres veces antes a España, no habíamos tenido la oportunidad de ir a la capital francesa. Además, yo quería conocer un país nuevo para mí, y por eso elegí Grecia, porque tiene buenos museos, y por su influencia en nuestra cultura y en el idioma que hablamos. Tú recuerdas cuando estudiábamos el bachillerato, que la historia mundial en los libros nuestros, erróneamente empezaba con la Mesopotamia, Egipto, y con Grecia, básicamente, y lo que nos decían de oriente se resumía en un par de frases.
Al final terminamos en España, para conocer la nueva ampliación del Museo del Prado, para saludar las amistades y hacer algunas compras de libros y otros artículos. Como comprenderás, yo viajo esencialmente para aprender. Aquí lo típico es que la gente viaje por necesidad o para gozar.
El viaje al Japón fue en el 2007, y pude comprobar lo que yo decía sin haberlo vivido, de que el idioma de señas y el onomatopéyico son los lenguajes más universales y antiguos que existen. Lo primero que noté en el aeropuerto es la disciplina nipona; por ejemplo, los empleados de los hoteles que van a buscar a los pasajeros estaban absolutamente todos con el mismo tipo de traje, con idéntica clase de cartel y detrás de una línea blanca. Imagínate la cara de frustración que tenía el funcionario de inmigración, que no podía ingresar en su máquina, los datos del pasaporte dominicano equivocadamente llamado “biométrico”, - ya que no mide ninguna variable biológica - , porque la lectora óptica de su computadora no podía leer los datos. La joven que facturaba las maletas del aeropuerto a la ciudad perteneciente a la empresa de autobuses, me indicó por señas que yo estaba mal colocado, porque me encontraba como a medio metro de la marca en el suelo. Yo lo que estaba era mirando por dónde vendría el autobús, porque allá se conduce por la izquierda. Tardamos 35 horas desde la puerta de mi casa hasta el recibidor del hotel en Ginza. Imagínate, casi dos días sin ducharse, sin cepillarse los dientes y sin quitarse la ropa… Es un viaje que pone a prueba la resistencia humana y eso que yo había viajado a la Argentina en el 1999, desde el aeropuerto de Punta Cana, y a Brasil en el 2000, con escala en Panamá, los cuales también fueron vuelos largos, pero no tanto.
Los taxis tienen computadora, y el taxista abre y cierra las puertas desde su asiento, o sea, que el cliente ni abre ni cierra las puertas. Pero lo más divertido son los sanitarios o retretes programables.
Da gusto ver esas calles y avenidas escrupulosamente limpias, incluso, una de las avenidas más elegantes tiene el asfalto coloreado de un verde claro. Dicho asfaltado lucía perfectamente nítido y las limosinas con mucho brillo, porque para ellos es inconcebible una avenida con “cráteres lunares” en el pavimento, ni tan siquiera con polvo. Cada japonés es como una pequeña pieza de un gran engranaje llamado Japón, y fíjate que los inadaptados sociales, o los que no dan la talla, se suicidan; o sea, que se quitan de en medio para no estorbar, ya que ellos tienen un altísimo sentido de la dignidad y del orgullo. Es un país muy homogéneo, al contrario de lo que sucede aquí, con más de trescientas etnias mezcladas. Si ellos son el yin, nosotros somos el yang.
A mi me habían dicho y lo había leído, que en Japón se hablaba mucho inglés, y era falso. Solamente las dos principales avenidas de Tokio, la Harumi Dori y la Chuo Dori, - precisamente en Ginza - , tenían el nombre en caracteres occidentales, todas las demás estaban en japonés. Únicamente me hablaron en inglés correcto en la Oficina de Turismo del Aeropuerto Narita, la guía del city-tour que hicimos, un camarero extranjero en un restaurante y un poeta en el Parque Ueno, que quería que yo le comprara unos haikus; pero, figúrate yo no los compro aquí siquiera. No encontré a nadie más. En el hotel, el personal sólo sabía lo más elemental: contar en inglés, y decir “llave”, “habitación” y poco más. En las tiendas de electrodomésticos de la “ciudad eléctrica” de Akihabara, y en Ikebukuru donde también hay grandes tiendas, tampoco sabían gran cosa.
El metro fue casi un trauma, porque yo pregunté en el mostrador del hotel hacia donde quedaba la estación del metro, y el empleado nos mandó a la más grande, - aunque había otra equidistante -, que tenía varias líneas y una parada del tren de cercanías conjuntamente, todo eso a la hora pico. Allí habían literalmente centenares de personas, por no decir miles, apresurándose y corriendo en todas las direcciones. En eso yo buscaba la ventanilla de los tickets, y no había, sólo máquinas en japonés, y encima, con tarifa variable dependiendo de la distancia del trayecto; luego, los andenes estaban con letreros en japonés, y las estaciones tenían decenas de salidas numeradas, lo que significaba que si uno no sabía su número podía salir medio kilómetro más allá fácilmente. Las paradas sí tenían el nombre en dos idiomas, pero la dirección o sentido del tren no. Como era de esperarse nos extraviamos, y al final encontramos a un empleado que nos puso en el andén correcto.
Al día siguiente cambié de estrategia, entonces, yo le decía el nombre de la parada al vigilante, y el me decía el andén. Por ejemplo, yo le decía: “Ikebukuru”, y él me contestaba: “track two”, y nos comprobaba el ticket, entonces le ripostaba: “arigató”, que significa “gracias”. Nosotros no tuvimos la necesidad de tomar el autobús de las líneas citadinas, pero según pude leer, prácticamente hay que hacer un cursillo.
Para comer, en Tokio los restaurantes tienen fotos o reproducciones en plástico de los platos, entonces, yo señalaba el plato que tuviese el mejor aspecto para mí, y le decía la cantidad con los dedos. El empleado me señalaba el importe a pagar en la caja registradora. Por suerte todo me gustó, pero yo no sabía lo que estaba comiendo.
En el McDonald’s de Ginza no muy lejos del hotel, era muy curioso, porque nada más entrar, la chica del mostrador le daba la vuelta inmediatamente al menú, para que leyéramos la versión en inglés. O sea, que sabía de una vez que éramos extranjeros. En otro lugar el camarero extranjero creía que yo era de la India; y en otro restaurante de carnes, el mesero salió corriendo detrás de mí al marcharnos, para devolverme la propina, porque en Japón no se estila eso.
Como anécdota curiosa, te diré que en el Imperio del Sol Naciente, los pobres son considerados como un atractivo turístico, porque según ellos ser pobre es un estilo de vida que se elige. Son mencionados hasta en los folletos de turismo. Se argumenta que hay personas que no quieren tener responsabilidades, ni sufrir estrés, ni tampoco tener más bienes, sencillamente, lo que desean es vivir tranquilos, sin la agonía del consumismo, de comprar un automóvil, o del celular o de la tarjeta de crédito; y esos son los menesterosos. Claro, no son como los de aquí que riegan la basura, allá los pobres viven a la orilla del río en unos habitáculos estandarizados forrados con una lona azul, y reciben alimentos ordenadamente en el parque más grande de la ciudad, donde también se calientan al sol, cuando sale en invierno. Da gusto ver ese río, totalmente limpio, con patos, gaviotas y otras aves, aparte de los edificios de apartamentos y empresariales.
Tanto en Japón, así como también en Europa, en los EEUU y otros países desarrollados, si uno no domina la técnica de las máquinas expendedoras y la señalética para orientarse, tiene problemas. Yo siempre pongo como ejemplo el caso de dos sudamericanas que querían salir a la calle, en el aeropuerto de Madrid, y entraron por el sanitario, llamado allá “water”, porque no sabían lo que las dos figuritas de un hombre y una mujer juntos significan en señalética. Yo escuché cuando el español que estaba limpiando, les dijo: “pues hombre, no es por aquí”.
En París, así como también en Madrid, pude comprobar una vez más, la relación entre los poderes político, económico y social, y el arte. Esto significa, simplificando, que el cultor que no se vincula con esos poderes, difícilmente podrá entrar y tener sus obras en los museos. Por eso es posible ver artistas que exponen fuera de los museos, que tienen más calidad que muchos de los que están dentro.
Otro fenómeno apreciable en París o en Madrid, es el “borreguismo” que existe en al mundo artístico. Las multitudes son condicionadas y dirigidas por los catálogos, por las publicaciones, por los críticos, por la museografía, etc., a considerar determinadas obras como buenas, y las mitifican. A la gente le dicen que la Monalisa es el mejor cuadro, y allá van las multitudes a verla, y nadie cuestiona su calidad o piensa que puedan existir muchos retratos pictóricos mejores. En el Museo de Arqueológico de Atenas, tienen mejores esculturas que la Venus de Milo que se encuentra en el Louvre de París, pero como casi no se promocionan reciben comparativamente pocos visitantes, y la Venus tiene permanentemente centenares de ellos a todas horas. Hay algo más, y es el fetichismo que existe con la pieza original: en el Prado tienen una réplica exacta de la Monalisa, pero nadie le hace caso, porque no es la original.
3 - Hay un tema muy recurrente en nuestra revista y en mis entrevistas. Se trata del problema de la identidad cultural y de la dominicanidad. Como eres coleccionista de Vetas ya sabes que me refiero además al grave problema del pesimismo. Muchos hablan mal, por ejemplo, de la literatura dominicana, y yo digo que hablan mal no porque la literatura sea mala sino porque es dominicana. Es decir, lo que esa gente entiende es que los que somos malos somos los dominicanos. Me gustaría tener tu opinión.
F.P.: Aquí hemos tenido un rosario de gobiernos interesados consciente o inconscientemente en mantener al pueblo en la ignorancia, como mecanismo de dominio. Para eso se han esmerado. Algunos, lo han hecho por su propia mediocridad y atraso. Ese mecanismo de mantener a la mayoría de la población en el oscurantismo, a veces se vuelve en contra de los propios “líderes”, pero ellos no piensan en eso.
Ahora mismo, por ejemplo, - para empezar por los que serán el futuro de la patria - , se gasta bastante dinero en ayudar a niños con toda clase de problemas, y eso está muy bien; pero, ¿quién auxilia aquí a los infantes superdotados de escasos recursos? Esos niños suelen terminar frustrados e incomprendidos, y abandonados a su suerte, aparte de la envidia que provocan, que les dificulta todo.
De igual manera está el problema de la alimentación, ya que debido a la mismísima ignorancia, a los niños no se les enseña a alimentarse. Más de un chico brillante ha tenido problemas mentales por la pobre educación alimenticia, aparte ya de la gente que termina obesa por ingerir tantos alimentos fritos. Entre nosotros hay demasiada gente adicta al azúcar y a las bebidas gaseosas, y eso crea problemas de diabetes y de agresividad, porque cuando el organismo nota la falta de azúcar la persona se pone irritable y de mal humor, y no sabe el motivo. Vivimos en una isla y apenas se consume pescado. Es el colmo.
En las áreas de recreo infantil en Francia, para hacer una comparación, los juegos están diseñados para estimular tanto el desarrollo mental, así como también el físico de los niños, simultáneamente. Un criterio muy alejado de la estúpida “montaña rusa”, o del aburrido “sube y baja” de los pocos parques para los niños nuestros. Hay mucha diferencia.
Por su parte, culturalmente se acostumbra a criar a los niños dominicanos sobremimados, o lo que es lo mismo, con una sobreindulgencia; prácticamente a su libre albedrío. Eso da como resultado “hombres” acostumbrados a hacer lo que les da la gana. En otras palabras, individuos inmaduros que quieren tener todas las ventajas de los solteros, y de los casados, simultáneamente, entre otras cosas. Las mujeres no se quedan atrás, ya que terminan siendo inseguras. Ambos sexos son incapaces por su crianza, de aprender a cruzar tan siquiera una calle, o bien, a depositar la basura en la papelera.
Ya los tiempos están cambiando, y ahora se está dando un machismo a la inversa, y cualquier estudiante universitaria tiene tres o cuatro “novios”. Las dominicanas cada día tienen una cuota mayor de poder en la sociedad, como lo atestiguan la gran cantidad de juezas que están ejerciendo. Eso provoca abusos en perjuicio de los hombres, y no me extraña que aumenten los feminicidios. Ahora por una bofetada mal dada, un individuo puede pasarse dos años en la cárcel fácilmente.
Los ex machos dominicanos ya casi no están estudiando, y aquí nadie se pregunta o indaga qué están haciendo. Eso traerá mayores desequilibrios, desajustes, desbalances y traumas sociales.
De seguir así las cosas, la mujer que quiera tener un hombre viviendo con ella, tendrá que mantenerlo, o quizá, ellos se convertirán en amos de casa…o se incrementará el lesbianismo. No sabemos.
Por otro lado, el mecanismo más expedito para trepar socialmente en la sociedad dominicana, consiste en saber adular. Aquí tenemos verdaderos artistas en el arte del adulamiento, y esa práctica no viene de ahora. Al propio Trujillo lo endiosaron quienes lo rodeaban, y había funcionarios que le llevaban sus hijas o le prestaban sus esposas para que él las disfrutara, a cambio de obtener ventajas. Eso no es ningún secreto.
El asunto se complica cuando se nombran adulones incompetentes en los cargos, quienes debido a su propia ineptitud suelen tener una baja autoestima, lo cual provoca que les guste rodearse de más adulones aún para elevarse su propia autoestima, porque así se sienten importantes. Además, todos esos incompetentes “administran” recursos, y ¿qué sucede?, que los despilfarran y/o se los roban descaradamente. Yo siempre he dicho que al erario público le sale más barato mantener a los adulones con un sueldo, pero sin hacer nada; con expertos nombrados en los cargos ejecutivos, para que tomen las decisiones. Obviamente que a los aduladores no les va a satisfacer esta propuesta. En países más avanzados, los adulones provocan suspicacias, aquí los premian.
A todo lo anterior hay que sumarles los vicios, como el alcohol, el tabaco, las drogas, y ahora parece que se estimula la ludopatía, con tantos sitios de juego que se han abierto.
En increíble la cantidad de talentos que se han frustrado por esos vicios. Muchas veces, el llamado pesimismo que mencionas, no es más que una resaca producto de una intoxicación etílica, o una depresión por haber perdido en el juego, o bien, una reacción por no tener dinero para el alcohol, o para el cigarrillo, o quizá para la droga. Esta última es la causante principal del aumento de la delincuencia callejera, ya que normalmente se trata de sujetos desesperados quienes cometen las fechorías.
Si a todo lo anterior le sumas el candente sol tropical que puede desquiciar a cualquiera, el panorama no es muy halagüeño. Por suerte ese mismo sol mata muchos microbios.
Existe otro problema, y es que este no es un país-trampolín, o sea, que a nosotros nos ha tocado el rol de ser un país que “nos piensan”, es decir, que nuestra suerte se decide en el extranjero, lo cual se complica más, o se les facilita más, - valga la paradoja - , a los pensadores foráneos por nuestra falta de educación y de cultura. Hasta los precios de las materias primas que exportamos se deciden en el extranjero.
Aquí se ha desarrollado demasiado la costumbre mezquina y estúpida de intentar destruir a quien sobresalga o tenga talento. En otros lugares esas personas son apoyadas, y de esa manera se pueden beneficiar ambos: el apoyador y el apoyado. Esto se ha puesto de tal manera, que nadie puede llegar aquí a donde puede llegar, sino, a donde lo dejen las misteriosas fuerzas e intereses sociales de toda laya.
Hay unos pocos dominicanos que nacen con todas las puertas abiertas, y en cambio, otros muchos nacen con la mayoría de las puertas cerradas.
En otro orden de ideas, la publicidad principalmente ha sido la causante del afán de consumismo que corroe a nuestra sociedad, tanto la que proviene del telecable y de otros medios, así como lo que cuentan los que viajan, o los que vienen a vacacionar y viven en el extranjero; y si a eso le sumamos los malos ejemplos que provienen sobre todo de aquellos que están en el poder, eso ha provocado que aquí se piense que: tanto tienes, tanto vales; y por ese motivo la gente quiere tener, para ser alguien, y que ellos persigan el dinero a como dé lugar, porque eso les abre casi todas las puertas en nuestra sociedad. Yo sé de muchas personas que piden créditos para viajar, o para comprarse un vehículo que a lo mejor no pueden mantener. Sin embargo, los funcionarios públicos viajan a todo lujo al exterior, con los dineros del pueblo, y no traen nada positivo del extranjero.
La máxima ilusión de una joven dominicana de las que andan a pie, es que la piropeen desde un vehículo caro y bonito. La vanidad y los complejos nuestros hacen que la casi totalidad de la gente que posee un auto, ande permanentemente con la llave en la mano, cuando se bajan, a pesar de tener bolsillos y carteras disponibles. Todavía hay personas que andan con el celular en la mano todo el día, porque creen que eso les da estatus o prestigio social, y de esa forma el móvil se convierte en un castigo de Dios.
Aquí se ha hablado y escrito mucho acerca de la identidad, pero lo que casi no se comenta es que este es un país auto-destructivo; me explico: nuestra identidad, definida como el “conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás”, que evidentemente sí tenemos, incorpora unos rasgos y unos hábitos muy perniciosos.
Como ejemplo te puedo poner el caso de hablar en voz alta, que obviamente es una costumbre rural, para poder comunicarse salvando las distancias. Pero qué sucede, que los campesinos se integran a los suburbios de las ciudades y cuando descubren y/o tienen facilidades para comprar aparatos de música de gran potencia, entonces, lo que hacen es ensordecerse porque desconocen cómo escuchar música.
Está igualmente el ejemplo de los camioneros del Malecón, quienes ensordecen a cualquiera con los ruidos que causan, incluyéndose a ellos mismos. O el caso de la alimentación que nos identifica también. Aquí hay centenares de miles de gente barrigona y/o obesa, por los malos hábitos alimenticios. Tanto la mala alimentación con su secuela de aumento del colestrol del malo, así como el ruido, incrementan la presión sanguínea, y por eso hay tantos hipertensos. Eso influye mucho también en la violencia intrafamiliar.
Otro ejemplo, sería el abandono de nuestras calles, ya que los síndicos no realizan eficientemente su trabajo, ni tampoco reciben la colaboración de la ciudadanía. Aquí se matan centenares de personas al año por ese motivo. En la República Dominicana hay millones de personas con algún tipo de discapacidad física, por causa de los descuidos, según me comentó un traumatólogo.
Mira el caso de la higiene, entre nosotros se ha perdido el sentido de la limpieza, por falta de educación y por los problemas con el agua por culpa de los políticos corruptos, imagínate que la gran mayoría de los estudiantes universitarios no sabe lo que es una bacteria, o un microbio; y qué tú le dejas al pueblo. Por esa causa se exacerban los problemas cutáneos y se propagan las epidemias. Observa que la gente, - mujeres y hombres - , se suenan la nariz el cualquier lugar y de cualquier manera, luego le dan la mano al primero que encuentran. Esa falta de higiene se convierte en una sobrecarga para nuestro precario sistema de salud pública, que por cierto, no tiene fondos suficientes para nosotros, entonces, estúpidamente les da servicio gratuito a las parturientas haitianas, quienes vienen en tours a parir aquí. En Japón, la gente cuando tiene un amago de gripe, sale a la calle con su mascarilla, y aquí depositamos la mucosidad en el suelo aparatosamente, con lo cual se propaga más la influenza.
Si nos fijamos en los hábitos al conducir. Los mismos conductores, ni tampoco los peatones desconocen lo que son, ni mucho menos para qué sirven, los pasos de cebra. Los policías de AMET, ya no saben qué hacer con los motoristas suicidas, ni con los jefecitos acomplejados que se creen que pueden hacer lo que les da la gana al volante.
Debido al afán de enriquecerse rápidamente para gozar más de la vida, aquí atrapan a las “mulas” o “camellos” del narcotráfico en los aeropuertos, pero nunca quien los manda. Lo mismo ocurre con los “bombardeos” de drogas en el interior del país, y las que traen las lanchas rápidas a nuestras costas, porque nunca aparecen los responsables.
El mismo tratamiento que el dominicano le da al tiempo es un atraso, porque además de ser impuntuales, no pocas veces ni siquiera aparecen o llaman para excusarse, cuando no pueden acudir a la cita.
De igual manera te comento del espacio, ya que le dan un tratamiento atropellante, porque aquí la gente cree que las cosas no son de nadie y están ahí para que cualquiera las tome. Esto se complica por la miseria y por la gente que no tiene dónde vivir, o por aquellos que lo quieren todo para ellos.
Debido a la ignorancia y a la irresponsabilidad, tenemos miles de obras públicas iniciadas y abandonadas, o sea, miles de millones de pesos paralizados y despilfarrados y nadie pide, ni se dan explicaciones por eso.
Mira el caso de los perros sarnosos. Por un criterio mal asimilado, ya no se controlan los canes sin dueño, porque no se puede tener una mentalidad aparentemente primermundista, con recursos y actitudes tercermundistas. ¿Qué ha pasado?, que la situación está fuera de control, y ahora pretenden gastar millones para vacunar animales que constituyen un peligro sanitario. Ese es otro vector para la propagación de epidemias y de enfermedades de la piel, ya que donde se acuestan los perros enfermos, ahí mismo juegan los niños. Si uno hace un viaje largo hacia el interior se encontrará con decenas de perros atropellados por los vehículos. Ninguna ciudad civilizada tiene ese espectáculo deprimente de perros sarnosos en sus calles. Curiosamente hay gente que se identifica con ellos, y les da comida, pero si muerden a alguien, entonces no tienen dueño.
Aquí hay tanta ignorancia que en el Malecón se forman tapones estúpidos a diario, y la policía no hace nada por solucionar esa caótica situación. Hay unos energúmenos que van por el carril izquierdo con toda la calma del mundo, y otros imbéciles, aparcan donde no deben y bloquean un carril completo, y nadie dice nada.
Este país no se ha autodestruido todavía, por el arraigado instinto de supervivencia que tenemos los humanos, incluyendo a los dominicanos.
Te podría poner muchos más ejemplos, sin embargo, si tú vas a Madrid un año, y vuelves al siguiente, comprobarás que la ciudad cada día está más bonita y acogedora, y entre nosotros ni siquiera se ha podido mantener el Malecón iluminado de noche. Si tú viajas en autocar hasta Montecristi desde la capital, podrás comprobar la cantidad de basura que se acumula en los bordes de la autopista, lo que sucede es que desde los autos apenas se ve…
Entonces, con relación al ejemplo literario que pones en tu pregunta, quiero decirte que aquí como en todas partes hay buenos y malos, y que los condicionamientos sociales que he mencionado arriba, atrasan muchísimo la divulgación de nuestros talentos. En eso me mezclan y se entrecruzan, la estupidez, la ignorancia, la envidia, los intereses nacionales e internacionales, los egos…y por esas causas “hablan mal de la literatura dominicana”. Esto aquí se ha convertido en un “sálvese quién pueda”.
Curiosamente, el caos y el desorden tienen una ventaja importante, y es que dificultan el dominio o control. Como tú recordarás, durante la revuelta de abril del 1965, aquí se fusilaron unos cuantos porque se negaban a recogen la basura. La desobediencia terca y estúpida se convierte en un acto de rebeldía y en mecanismo de defensa social, a pesar de su propia estulticia, y de ser una gran paradoja.
4 - En el libro, “Mabí en las venas”, página 142, y en uno de tus blogs de internet, te atribuyes haber acuñado el nombre de la Asociación Dominicana de Picaderófilos, ASODOPICA, y eso no es cierto. En 1994 y 1995, cuando la revista Vetas difundió la existencia de ese fenómeno, ya la sigla era conocida de años anteriores. Incluso en una de las ediciones de esta revista de uno de esos dos años (1994 ó 1995) hay un artículo tuyo en que usabas otra sigla, ASOPICA, y no ASODOPICA, como mejor era conocida la entidad.
F.P.: Ay Clodomiro, tus tiempos de provocador ya han quedado atrás, se te pasó la hora de nombrar “embajadores” en “Nonroma Kwazulú”, o de borrar con “mierda de gato” a un poeta, o de escribir críticas con nombres falsos. Eso no te lo perdona ni María Eugenia Vidal, la ficticia meretriz-experta en cocina que tanto promocionabas. Eso ya es paleolítico inferior de las etapas de Vetas. En Mabí en la Venas, de mi autoría, hay cuatro capítulos dedicados al arte de dar “cuerda”, es decir, de zaherir, por si no lo sabes.
Precisamente, da la casualidad de que quien primero empezó a escribir de ese tema en tu revista fui yo, en el número de Vetas 26, página 14, correspondiente a enero del 1997, - aunque salió más tarde - , no en los años que mencionas, en un ensayo titulado: “Los de ASODOPICA ya están hartos”. En ese mismo trabajo yo di la bibliografía, donde acuñé los acrónimos ASOPICA y ASODOPICA. La primera corresponde a la Asociación de Picaderófilos, y la segunda, a la Asociación Dominicana de Picaderófilos. Se diferenciaban en que la segunda agrupación era más radical. No he visto en Vetas, ningún otro ensayo sobre el tema, ni mío ni de nadie. Sí han aparecido en varios medios, por otros autores, y en la misma Vetas hay menciones.
Sin embargo, por esas cosas extrañas y curiosas de la lengua, el que caló en el imaginario popular fue el de ASODOPICA, pero eso no lo controlo ni yo mismo.
En el 1997 ya se hablaba de ASODOPICA, como tú dices, ¡claro!, porque el libro mío en el que yo acuñé los términos salió en el 1994: “Ese libro se llama…”, página 49; publicado gracias a la cortesía de los pintores Fernando Ureña Rib y José Sejo, quienes donaron sendos cuadros; y Miguel Cocco, el dueño de Alfa y Omega, tuvo la gran gentileza de recibir las pinturas por intercambio.
Lo que ocurre con todas las creaciones exitosas, ahora le quieren surgir otros padres putativos a la criatura, e incluso, han querido resemantizar y/o redefinir los términos. Pero si tú analizas el ADN de la creación, podrás comprobar que son hijos míos.
5- Como siempre estás escribiendo, ¿qué podemos esperar en los próximos meses o en el futuro inmediato? ¿Qué podemos esperar de tu incursión en internet?
Los proyectos son como los caballos en las carreras del hipódromo, salen todos a la vez, pero siempre uno se adelanta. En estos momentos lo que tengo en “lista de espera” es un libro de arte fotográfico digital, el cual no es precisamente algo que sea producto de mi incursión en el Internet, sino de mi irrupción en los programas para el tratamiento de imagen de la computadora. Ya me lo entregaron, pero no ha sido puesto a circular. Se llama: Visiones de Koloruum, y tiene un tamaño de 9x6 pulgadas, es apaisado con 182 fotos a color y 192 páginas. Es el primer libro que se publica en el país sobre el tema, y es el duodécimo mío. Editado por mí e impreso en
Amigo del Hogar.
Esta entrevista publicada en la Revista Vetas, ha sido realizada por su Director Clodomiro Moquete, y tomada del número 86 de dicha publicación.
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