Por FAUSTINO PÉREZ
Indudablemente que de las 22 películas de James Bond, esta última es la más frustrante y decepcionante de todas, por la sencilla razón de que le han robado su esencia al personaje creado por Ian Fleming. A pesar de que Daniel Craig ha mejorado en su papel, el guión no lo ayudó.
Se sabe que el escritor tomó el nombre para su protagonista, del ornitólogo experto en aves del Caribe, y creó, además, una serie de estereotipos y situaciones arquetípicas que calaron en el imaginario del público; naturalmente adaptados al mundo de la imagen fílmica a partir de la letra de molde. Esto implica que las películas de esta serie seguían una “fórmula” de éxito, desde la primera del Dr. No.
Pero vayamos por partes y veamos algunos detalles estereotipados que están ausentes:
Al principio de la narración en celuloide aparecía un personaje en silueta que “disparaba” al espectador, y a partir de ahí chorreaba una “sangre” y surgían unos círculos que se desdoblaban. Así, con el tema musical de la serie y estas imágenes empezaban los films. A continuación comenzaban los efectos visuales y el tema sonoro específicos de la película. Ahora el estereotipo del “disparo” al espectador, conjuntamente con el tema de la serie, aparecen al final, antes que el listado de créditos.
Siempre el súper agente se identificaba al ser presentado o presentarse el mismo, en algún momento del film, con una frase que llegaría a ser famosa: “My name is Bond, James Bond” (“Mi nombre es Bond, James Bond”). Esta presentación se ha obviado en este caso.
A Bond inevitablemente le hacían una demostración de los nuevos artefactos y artilugios (gadgets) por parte de un personaje llamado “Q”, desarrollados por el MI6 británico, que luego en el transcurso de la película utilizaría en su misión y que le salvarían la vida. Esto también desaparece.
El protagonista acudía a ver a su jefe y lanzaba su sombrero al perchero antes de entrar físicamente a la oficina, para deleite de la secretaria Miss Moneypenny, la cual siempre suspiraba por el amor de James. Tampoco está este detalle simpático.
En los films anteriores la bella protagonista de turno hacía una exhibición de su poder de seducción y alardeaba de sus encantos físicos. Hay escenas memorables en este sentido, como la de Ursula Andress como Honey Ryder, con su bikini blanco en la playa jamaiquina, en la primera película de la saga del 1962. De la misma forma se recuerda la aparición de Halle Berry interpretando a Jinx en otra playa, esta vez gaditana simulando una cubana, en el film Die Another Day, y con otro protagonista como Bond: Pierce Brosnan. La contraparte de Quantum of Solace, aunque bella, no exhibe sus encantos, ni seduce al espía británico, con lo cual se le quita gracia y se le resta momentum a la película, dando como resultado un producto muy técnico y frío.
Relacionado con la escena típica de seducción, la protagonista siempre se aseguraba de que Bond era el auténtico espía británico, comprobando si tenía su famosa cicatriz en el torso. Este Bond no tiene ninguna cicatriz.
Otro detalle que se echa de menos es el Martini “stirred, not shaken” (“revuelto, no agitado”), que siempre pedía el agente 007 con licencia para matar.
El final tampoco es el acostumbrado, porque siempre él hacía un aparte, se olvidaba de todas sus peripecias y se aislaba del mundo con su nuevo amor.
Todos estos estereotipos y situaciones arquetípicas o ritualizadas que aparecían en la mayoría de fims de la saga están ausentes, lo cual provoca que a veces al espectador le parezca que está viendo otra película de acción más.
De acuerdo con el guión de esta película llega un momento en que Bond se convierte en una especie de forajido, y actúa por su cuenta sin el apoyo del Servicio Secreto británico, guiado por su intuición y por la sed de venganza.
Este film fue filmado en los estudios británicos; en Siena, Italia; en Baja Califonia, México; en varios lugares de Panamá, en Austria, y en el desierto de Atacama de Chile. Yo calculo que por lo menos tres cuartas partes de la película se van en persecuciones muy logradas por los efectos especiales: en auto conduciendo un Aston Martin DBS V12, corriendo y saltando; en lanchas; y en un vetusto DC-3. Pero el guión es muy flojo, monótono y aburrido, ya que al final de lo que se trata es de una organización mafiosa que intenta acaparar el agua con fines especulativos, y de imponer gobiernos a su antojo en Amérina Latina.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario