domingo, noviembre 06, 2011

EL GENTILICIO ‘DOMINICANO’



Por Carlos Hernández Soto

Hace unos años estuve en la isla Dominica. Participé en una reunión sobre patrimonio cultural inmaterial organizada por la Oficina Regional de la UNESCO con sede en Jamaica. Cuando dije en inglés que soy dominicano (Dominican), noté sorpresa en algunas caras. Y es que los habitantes de Dominica, que hablan inglés, se llaman a sí mismos ‘Dominican’. Son también dominicanos. Tuve que explicar que “soy dominicano de República Dominicana”. Jamás pensé que tendría que explicar mi origen para referirme al gentilicio ‘dominicano’. Y es que “el mundo es ancho y ajeno”. Por otra parte, recientemente un joven periodista que había sido alumno mío en la Universidad Autónoma de Santo Domingo me consultó sobre el origen de la palabra ‘dominicano’. Acicateado por él he realizado una indagación inicial que pienso continuar. Adelanto algunos datos.
Sobre este asunto, hay que tener en cuenta que antes de la proclamación de la República Dominicana, el gentilicio “dominicano” se aplicaba a “la gente de la isla de Santo Domingo”. A partir de 1844, año en que se proclama a la República Dominicana como país independiente, “dominicano” es el ciudadano o natural de la República Dominicana.
El adjetivo “dominicano/a” está ligado originalmente al nombre de la ciudad de Santo Domingo (Sanctus Dominicus en latín), que posteriormente se extendió a toda la isla, la cual fue llamada Isla de Santo Domingo. Los colonizadores españoles la llamaron “Santo Domingo” y los franceces “Saint Domingue”. El historiador Antonio de Herrera afirma que a la villa de Santo Domingo le pusieron este nombre porque los españoles llegaron a este lugar un domingo, que era precisamente el día de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de los Padres Predicadores o dominicos, y en honor al padre de Cristóbal Colón, que se llamaba Domingo Colón (Dominico, en italiano antiguo; Domenico, en italiano moderno). Un dato curioso es que a la isla Dominica los españoles le pusieron este nombre porque también llegaron a ella un día domingo. Resumiendo, la palabra “dominicano” proviene de:

1. el nombre de la ciudad de Santo Domingo y el nombre de la isla española de Santo Domingo (En este sentido, ‘dominicano’ es el habitante o natural de la ciudad de Santo Domingo, primero, y habitante o natural de la isla de Santo Domingo, después o concomitantemente);

2. el nombre del santo del día -Santo Domingo- en que los españoles entraron por primera vez a la villa;

3. el padre del Almirante Cristóbal Colón, que se llamaba ‘Domingo’, en cuyo honor se le dio nombre a la ciudad de Santo Domingo;

4. el nombre de “República Dominicana”, que le dio Duarte a nuestro país, siguiendo la tradición de uso del gentilicio ‘dominicano’.
Bien lo dice el Diccionario esencial de la lengua española de la Real Academia Española cuando apunta sobre el gentilicio ‘dominicano, na’: 1. Natural de la República Dominicana, país de América, o de Santo Domingo, su capital. 2. Perteneciente o relativo a ese país o a su capital.
La tradición del uso del gentilicio ‘dominicano’ ha estado presente a lo largo de toda la historia de la isla y de la República Dominicana, como lo prueban los títulos de varios obras históricas.

Basten los siguientes, publicados por la Sociedad Dominicana de Bibliófilos: de Ramón González Tablas, Historia de la dominación y última guerra de España en Santo Domingo; de Adriano López Morillo, Segunda reincorporación de Santo Domingo a España; de José Gabriel García, Compendio de la Historia de Santo Domingo; de Carlos Nouel, Historia eclesiástica de Santo Domingo; de Manuel Ubaldo Gómez, Resumen de la Historia de Santo Domingo; de Randolph Keim, Santo Domingo: pinceladas y apuntes de un viaje; de Otto Schoenrich, Santo Domingo, un país con futuro; de David Dixon Porter, Diario de una misión secreta a Santo Domingo.
Sobre el tema tratado puede consultarse con provecho el libro Historia de la Conquista de la isla Española de Santo Domingo, tomo I, escrito por Luis Joseph Peguero (Santo Domingo: Museo de las Casas Reales, 1975, p. 90). El dato de que a la ciudad del Ozama se le puso el nombre de Santo Domingo en honor al padre de Cristóbal Colón, que se llamaba Domingo, está también consignado en el libro Vida del Almirante don Cristóbal Colón, publicado por Hernando Colón, segundo hijo del Almirante (México: Fondo de Cultura Económica, 1947, p. 230).