domingo, octubre 30, 2011

LAS REDES SOCIALES Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS SON INVENTOS EGOÍSTAS Y ADICTIVOS


El hombre y sus circunstancias (arte digital: Faustino Pérez)




Por FAUSTINO PÉREZ


Se ha dicho, y con razón, que con las llamadas redes sociales y los nuevos inventos tecnológicos especializados en la comunicación y el ocio, “la gente está más cerca de los que están lejos , y está más lejos de los que están cerca”. Lo primero porque ahora es sumamente fácil comunicarse con los demás dondequiera que se encuentren, aunque sea en las antípodas; y lo segundo, porque los usuarios parecen mostrar más empeño, y se divierten y se entretienen más interactuando con los aparatos que con las personas a su alrededor.

Empecemos por la red social Facebook con sus 800 millones de usuarios, la cual cuenta con decenas de juegos disponibles, y ya de por sí solamente con estas aplicaciones, puede convertir fácilmente a cualquier usuario en un adicto, y a los dueños de la red social no les importa ni preocupa. Por otro lado, rediseña sus páginas prácticamente a diario, obligando a sus miembros a que tengan que readaptarse al mismo ritmo, y todo eso significa tiempo. Y no digamos nada de su utilidad para que uno pueda enterarse de los detalles la vida de los otros, y esos mismos “otros” de la vida de uno. Todos esos datos y todas esas imágenes son una inmensa mina de información que Facebook puede explotar discretamente de muchísimas formas, en su propio beneficio. Por eso se ha dicho que “aquello que uno no quiere que se sepa, lo mejor es no subirlo a la red”.

Esa intensidad en la readaptación y esa ingente cantidad de información, provoca en ciertas personas una angustia tal, que abandonan abruptamente la red social, porque se dan cuenta de que les tenía todo, o casi todo su tiempo disponible, absorbido. Mientras, otros muchos millones reciben reforzamientos psicológicos a diario, con la opción de “me gusta”, y son condicionados a enfrascarse aún más en el uso de la red, sin apenas darse cuenta.

No queremos entrar en los problemas y pormenores que han causado las redes sociales, entre patronos y empleados, incluyendo despidos de los trabajadores; ni tampoco en los asesinatos que se han cometido por frases que no gustaron a los interlocutores en la red, o los divorcios y separaciones que han ocurrido a raíz de una foto subida a la red, y/o por algún comentario. Y Facebook sigue tan campante…es más, hasta le conviene, porque esas noticias sensacionalistas le sirven de promoción.

Todavía no se ha evaluado a fondo la incidencia de las redes sociales en las convocatorias de los manifestantes en la llamada Primavera Árabe, que ya han propiciado el derrocamiento de varios gobiernos, y aún mantienen en jaque a otros; o bien, entre los que se conocen en Europa y en los EE UU como los “indignados”.

La otra red social que sigue en importancia es Twitter, aunque no es exactamente una red social, pero de todas formas se la usa para obtener información de personas y de acontecimientos, de forma aún más acelerada que en Facebook, porque los mensajes son más breves y numerosos, por estar limitados a 140 caracteres. De paso han hecho añicos el idioma, por la necesidad de abreviar para poder decir más cosas.

Millones de personas en todo el mundo no pueden estar tranquilos hasta que no revisan sus mensajes, por la dependencia psicológica que le crea. A Twitter no le interesa si alguien se pasa las 24 horas del día chateando compulsivamente, por su adicción.

Si pasamos a las computadoras con los numerosos programas, cada vez que uno logra dominar uno, entonces se lo cambian, con lo cual se reinicia un proceso de readaptación. Por el ejemplo para el manejo de las imágenes, el más popular es el Photoshop, del cual sale una nueva versión cada 18 meses aproximadamente. A veces los cambios se hacen por el puro placer de hacer creer que se trata de algo novedoso, porque no innovan nada, sin embargo, el usuario tiene que aprender un nuevo procedimiento y perder su tiempo. En otros casos añaden algo diferente pero quitan una función que era útil. Con todos los programas y con los sistemas operativos pasa exactamente lo mismo.

Con los celulares o teléfonos móviles la adicción al llamado chateo es tal, que donde quiera que uno se dirige, hay gente en el proceso de enviar y/o de recibir mensajes. Millones de personas en el mundo, que duraban años sin escribir una simple carta por el correo, ahora se pasan horas enviando minimensajes a diario. Lo mismo puede tratarse de los viajeros en un aeropuerto, que de los diputados y senadores en las cámaras del congreso, pasando por los alumnos en un aula de clase, o los enfermos en un hospital, o bien, peatones en una calle, o jóvenes sentados en un parque. Se sabe de accidentes mortales al conducir o al caminar por estar pendientes de los benditos mensajes del celular. Hay gente que chatea hasta con la persona que tiene sentada al lado.

Algo peor, es que las diferentes marcas tienen disímiles protocolos de uso de sus unidades, lo cual le complica la vida a los usuarios que deseen cambiar de marca y/o de modelo. Por otro lado, sacan tantos modelos diferentes y con tanta frecuencia, que crean deliberadamente una obsolescencia acelerada en sus productos, para así incrementar su rentabilidad. Le hacen creer a uno con su publicidad, que para estar “in”, es imprescindible poseer lo último en tecnología.
Otra adicción que han provocado los teléfonos móviles con cámara, es la de hacer fotos a todo, como algo compulsivo. Esto tiene la ventaja de que casi siempre hay alguien con una cámara disponible para registrar cualquier acontecimiento o suceso; pero tiene la desventaja, de que cualquier usuario de la herramienta fotográfica, se crea un foto-reportero. De todas maneras, los fabricantes de celulares con cámara, han tenido la astucia y perspicacia de no colocarle lentes de calidad y de dotar a sus aparatos de mucha resolución a base de mejores ópticas, por no querer hacerle la competencia a los fabricantes de cámaras fotográficas, aunque sean ellos mismos. Esto trae como secuela que si uno desea obtener fotos de calidad, además de poder comunicarse con voz y con texto, necesita comprarse dos equipos: el telefónico y el fotográfico.

Los aparatos diversos para escuchar música individualmente, como los iPods, tienen la ventaja de que con ellos no se molesta acústicamente a los demás, sin embargo, fomentan el aislamiento y el individualismo.

Las llamadas tabletas están siendo empleadas para divertirse con ellas y para mantener a la gente ocupada con la novedad; y así con todos los “gadgets”, como los videojuegos de todo tipo, para los cuales se crean programas a un ritmo vertiginoso, con la finalidad de mantener a la gente entretenida y gastando más.

Los mismos blogs son un instrumento genial, para nutrirse del acervo cultural de la humanidad gratuitamente, con la excusa de que así la gente puede expresarse, lo cual es cierto; pero con la grandísima ventaja para ellos, en el sentido de que si los buscadores hacen su negocio con la información, al incorporar los blogs a los motores de búsqueda, las empresas involucradas en el negocio pueden dar respuesta a miles de millones de consultas a precio de bagatela. Y eso, yo estoy convencido, que si no fuera por el escándalo y protestas que causarían, los buscadores también incorporarían los e-mails a los motores de búsqueda, porque ahí hay igualmente mucha información, que ellos intentan hacerle creer a uno que es privada.

El cerebro humano aún no ha tenido el tiempo suficiente para asimilar esa gran avalancha de innovaciones, y lo mismo ocurre con cualquier tecnología nueva. No obstante, me temo que conociendo los hábitos egoístas de las empresas fabricantes de nuevas tecnologías, que sirven muy bien como mecanismos de control social, esta práctica será también una constante en el futuro. Nuestro destino será estar a la zaga permanentemente, o lo más probable, ir al garete…

miércoles, octubre 19, 2011

LÁZARO EN EL MERENGUE DOMINICANO: Merengue, levántate y anda


Ballet Folklórico del Ministerio de Turismo (FOTO: Faustino Pérez)


Por Francisco Herrera Catalino



Si el merengue tradicional auténtico se mira en la actualidad en el espejo de la sociedad dominicana verá que su espíritu respira y presenta el rostro de la muerte. Una herida al merengue es una estocada directa al corazón de la dominicanidad. En efecto, el merengue es un elemento sustancial de la dominicanidad: si hay crisis de identidad, ningún elemento que forma parte de la estructura del sistema dominicano escapará de los efectos nocivos de la quiebra del espíritu quisqueyano.

El merengue es una de las víctimas de la guerra mediática, en la que se dispara por la espalda a la conciencia de la nación, con misiles del más alto poder, para destruir su identidad.

El merengue es la expresión musical, el género y el ritmo que identifica a los dominicanos, y no así el preferido de los jóvenes de menos de 25 años, población que representa el 50.52%, y supuesta a ocupar los espacios de la sociedad, tanto en la producción como en el consumo de bienes materiales y culturales.

Como género musical, se requiere de procedimientos que motiven la integración y mantenga la matrícula de los amantes del merengue, así como la reinstalación como fuerza musical espiritual de lo nuestro, en la mitad de los aproximadamente cinco millones de dominicanos con menos de 25 años, de los que una gran parte observa el merengue con indiferencia.

En los momentos históricos que el pueblo dominicano se ha llenado de gloría ha estado presente el merengue o una de sus variedades. La ausencia y debilidad del merengue señala alguna forma de enfermedad de lo nacional. El merengue, como expresión artística y cultural, constituye una construcción del pueblo dominicano a través de sus genuinos representantes. Es una expresión rítmica de la convergencia cultural entre el aborigen, el español y el africano, que define un sincretismo con la combinación de los instrumentos para la percusión en base al cuero, los vientos y los de cuerdas.

Otra situación no ocurrirá, porque, como expresa el poeta Basilio Belliard en el prologo del libro: El merengue, música e identidad: «El merengue es la danza nacional por antonomasia del ritmo corporal y el compás de la sangre: caracteriza la idiosincrasia, el carácter y el temperamento cumbanchero del dominicano».

Sin lugar a dudas, el merengue es la expresión musical de la dominicanidad, es un incuestionable instrumento de proyección de la República Dominicana, llegando a conquistar importantes espacios a escala nacional e internacional y evidente penetración en el gusto de la gente. No obstante, se encuentra en una evidente crisis de representación, cansancio en la creación y baja calidad en el contenido y en la forma de interpretación. ¿Qué ocurrió? Su debilidad no se debe a la gran calidad de las expresiones musicales con las que compite, sino más bien a que sin un estudio de los gustos y preferencias de los jóvenes dominicanos y del mundo, las propuestas musicales han excedido los cambios, impidiendo que los consumidores de menor edad la asienten y la hagan suya, sin menoscabo de su identidad, su función de sostén cultural y el mantenimiento de su esencia rítmica y danzaría.

Si se dice ¡merengue, levántate y anda!, se expresa al mismo tiempo, ¡pueblo dominicano, levántate y anda!


FRANCISCO HERRERA CATALINO (Santo Domingo). Educador. Licenciado en Educación (Universidad Autónoma de Santo Domingo – UASD, 1987) con dos especialidades: una en Sistemas de Información Estadística (Centro Interamericano de Enseñanza Estadística, CIENES, Santiago de Chile, 1981), y otra en Educación de Adultos (UASD, 1983), y una maestría en Educación Superior (UASD, 2004). Entre sus publicaciones se encuentran: Estadísticas aplicadas a la educación y sistema de procesamiento de datos y Distribución de becas escolares del nivel pre-universitario en la República Dominicana (1982).



RESPUESTA A FRANCISCO HERRERA CATALINO POR DARIO TEJEDA

El merengue dominicano y el malestar en la cultura


Por Darío Tejeda


El articulista entra en una onda nostálgica; su preocupación por "la quiebra del espíritu quisqueyano" entra en el discurso de la "crisis de identidad", que es no entender el presente, ni sus causas, y por eso, se busca apegarse al pasado (de ahí su conexión con el romanticismo). El autor dice que el merengue es "el ritmo que identifica a los dominicanos" pero que hoy no es la música preferida de los jóvenes dominicanos, que son según él, el 50% de nuestra población; eso es contradictorio: si la mitad del pueblo dominicano no la prefiere, hay que custionar hasta qué punto es cierto que sea "el ritmo que identifica a los dominicanos"; su afirmación debería ser que "identifica a la mitad de los dominicanos".
No es tan cierto lo que dice sobre los jóvenes (exagera), pero tampoco es falso que un alto porcentaje de los jóvenes han desplazado sus gustos hacia otros géneros, pero otro alto porcentaje sigue gustando del merengue: pero no solo del merengue de salón, sino del antes llamado "de enramada" (que ahora es de car wash y de "ranchos típicos", o sea, el llamado típico, que por cierto tampoco es el mismo de antes, pues también ha tenido cambios (ese estilo gusta mucho en el Cibao y en la diáspora), y de nuevas modalidades urbanas (caso del llamado "merengue de calle", que no es tal, pues ese es un nombre despectivo: la calle no pare ninguna música).
Creo en la defensa del merengue como música identitaria, pero no creo que sea la única (pues no se trata de una dictadura musical, ni el pueblo dominicano es tan pobre culturalmente que solo tenga una sola música preferida), como parece derivarse del autor; pero creo también que la identidad no es lo que fuimos, sino lo que somos, y el vínculo que haya entre lo presente con lo pasado, o sea, la idea de continuidad histórica de una cultura; esa continuidad no tiene por qué ser sinónimo de mismidad, de repetición, pues solo expresaría incapacidad de renovación e innovación (de actualización, de adaptación a un tiempo que es cambiante).
Hay quienes igualan autenticidad a tradición (el autor parece inclinarse por ello), cosas parecidas pero no iguales; la autenticidad del "espíritu quisqueyano" no puede medirse por el apego a una tradición vista como estática, como sería una forma de merengue que hoy es motivo de nostalgia; una identidad inclusiva (¿o incluyente?), tiene que incoporar las variaciones en el tiempo de una tradición (así que esta no es estática sino mutante), y la multiplicidad de manifestaciones de aquél espíritu; quienes ven con ajeriza que la bachata supuestamente desplace al merengue (premisa falsa), aún no conciben que la primera forma parte del "espíritu quisqueyano", no del espíritu de la elite ilustrada -de la cual ambos somos parte-, sino de la inmensa mayoría del pueblo, dentro y fuera de la isla. Similarmente, quienes se escandalizan con el "merengue de calle" (que es escandaloso de verdad), a menudo es porque no ven las causas de su nacimiento, y muchos ni están dispuestos a actuar sobre esas causas, porque es más fácil atacar los efectos (como quien mata un mosquito pero no elimina las aguas sucias): ese merengue es la expresión musical de una población juvenil urbana -por eso también es llamado merengue urbano- que el capitalismo dominicano ha arrojado a los márgenes -a la marginalidad-, con todas las consecuencias de la exclusión social: el barrio marginado de hoy hay que estudiarlo en sus causas para actuar sobre estas y no pretender eliminar solamente sus efectos, que seguirán existiendo mientras aquellas persistan.
La razón de que los "merengueros de calle" hagan música de baja calificación estética, literaria y musical (desafinada, destemplada, etc.), debe llevarnos a preguntarnos: ¿cuáles oportunidades de estudiar música, canto, literatura, han tenido esos muchachos? ¿Esos barrios cuentan con las academias que les permitan formar y cultivar sus talentos? ¿Hay una política cultural para trabajar la cultura de la marginalidad? (No estoy seguro de la validez de este último concepto).
En fin, el tema de definir "el espíritu quisqueyano" en la música (y en la literatura y otras materias), es riquísimo, da para mucho; el merengue es sólo un síntoma de lo que en 1929 Freud llamó El malestar en la cultura, cuya primera frase reza: "No podemos eludir la impresión de que el hombre suele aplicar cánones falsos en sus
apreciaciones..." ¿Dónde está la causa del problema -del paciente-, en el hijo que lo manifiesta o en el Padre que lo produce? ¿En los hijos desamparados o en el sistema que los parió? Ojalá no se nos ocurra echar la Culpa al hijo sin ver al Padre.

Basilio, gracias por compartir la reflexión. Invito a los demás receptores a emitir sus opiniones.

martes, octubre 04, 2011

A Nereyda Rodríguez Reina de la Cultura Popular


YI-YOH Y NEREYDA (foto: Tony Gutiérrez)


¨ Hasta que el las canta las coplas, coplas no son y si las canta el pueblo ya nadie sabe el autor; procura tu que tus coplas vayan al pueblo a parar , que al volcar el corazón en el alma popular lo pierde de gloria se gana de eternidad¨

Facundo Cabral


Profesora Nereyda:

POR Yi-yoh Robles

Amada y prodigiosa creación de la natura, reina madre del arte y la cultura popular; a veces pensamos que seres como usted son eternos y perennes…y que por tanto la muerte no puede tocarle. Que no forman parte de ese círculo indomable, invariable e inviolable donde la vida es velada de un raro y extraño misterio.

Personas como usted, maestra de particular grandeza y vocación que trasciende…que va de cotidiano a sublime y de lo simple a lo inverosímil; conservando una dignidad y una nobleza de gran altura. Más allá del vuelo de Ícaro. Está usted hecha a la usanza de esos vuelos infinitos, adrede al aleteo surreal de las gaviotas, que tejen sus vuelos tocando cielo, que en sueños risorios, retozan y sumergen las alas junto a las cosas divinas.

Allí donde el artificio artístico es morada en lo alto, dulces notas besando los cielos, vuelo trascendental sobre suelo terrenal.

Profesora al mirarle dormida en este instante, se cruza entre mis sienes un texto breve que escribí como designio en el siglo pasado, allí en el justo lugar donde los emblemas escapan haciéndose leyenda, mirada sutil de un reloj sin ojos, de poros por sudar la esencia de lo estético: Hay ocasiones en la contemplación de algo, una sensación tan sublime que pasamos a ser parte de lo contemplado.

Los hacedores de arte y cultura somos sus hijos y estamos de luto, mientras nuestros ojos sudados delatan un santuario donde su figura se levanta sobre los linderos del mapa, meciendo transparentemente su estatura de esfinge, imagen trascendente.

Con usted se ha marchado un importante tentáculo de la cultura popular.

Usted es nuestra reina, pasaran muchos años para llenar su espacio, pero su digno ejemplo ha parido una bella colmena de bondades; es su legado cultural, de ahí el santuario donde recogeremos una parte primordial de la cosecha cultural.

Me hace falta su presencia grata y reconfortante en este lugarcito donde algunas tardes me sorprendía su visita, sus consejos y aquella forma tan linda danzándome al presentar cada logro…yo siempre le decía que usted era el trofeo más grande, que Dios me la bendiga, sí algo motiva mi lucha cultural de cada día, es que yo le conocí, aprendí de usted y me bañe en sus aguas.



¡Corazón y amor…!

Yi-yoh Robles