viernes, marzo 02, 2007

RÉQUIEM POR LA CHICA-BÍPER


Por FAUSTINO PÉREZ


La “chica-bíper” que tanto dio de qué hablar en la década pasada, ha pasado a mejor vida, en cuanto a sus hábitos se refiere, víctima de los adelantos tecnológicos. Parece mentira que la tecnología haya repercutido de esa manera en la profesión más antigua del mundo ¡Quién lo diría!
El famoso “bíper”, - denominación dominicanizada del término en inglés “beeper”-, ese aparato conocido en otras latitudes como radio-localizador o busca-personas, y coloquialmente como el “busca”, ha sido desplazado por el teléfono móvil o celular.
El verbo en inglés “to beep”, significa: emitir una señal sonora o acústica; entonces, “beeper” es el aparato que emite esa señal, al tener el sufijo “er”. Naturalmente, que ese verbo proviene de una onomatopeya, ya que aquella época ciertos aparatos emitían el sonido: “bip” “bip”, que en inglés se escribe “beep” “beep”.
Al abaratarse los costes del teléfono inalámbrico personal, en esa medida fue desapareciendo el bíper, y consecuentemente al mismo ritmo fue cambiando el estilo de vida, de una modalidad sexual importantísima, o mejor dicho, ineludible en la sociedad.
Las repercusiones sociales de ese cambio, no han sido estimadas por las empresas de telefonía. En lo que más ha repercutido el cambio ha sido en el tiempo de demora, ya que antes cuando el cliente o el “amigo” llamaba por el bíper, la joven tenía que buscar la forma de comunicarse con él, casi siempre desde un teléfono fijo, a menos que tuviese un “código” preestablecido con quien llamaba.
Ahora con el celular existe una inmediatez, aunque, como se sabe, ella puede no contestar la llamada, o bien, tener apagado el aparato. Pero se supone que si ella se gana la vida o sobrevive gracias al celular, lo más probable es que esté atenta a la llamada y conteste.
La modernidad y los avances tecnológicos se han aliado a la ex chica-bíper, ya que antes con el bíper ella solamente podía recibir la señal sonora de que alguien quería comunicarse con ella, o bien, le llegaba un mensaje escrito; en cambio, ahora con el celular se han incrementado las posibilidades.
Como se conoce, el celular permite recibir llamadas, o bien mensajes escritos, -al igual que el bíper-; pero ahora el teléfono móvil le posibilita personalizar el timbre, de tal forma que al cliente que le ruega mucho sus favores sexuales, ella le pone al timbre el sonido del llanto de niño; o al dominante, le asigna una marcha militar; al que la hace sufrir, nada más y nada menos, le tiene una bachata; y cuando el que le proporciona muchos regalos llama, suena el Aleluya de Handel...Eso no se podía hacer antes.
No digamos nada del archivo de fotos; ahí ella tiene imágenes para entretener a sus hombres favoritos, desde pornografía hasta paisajes, sin olvidar las imágenes de ella misma en poses sugestivas, y de otras fotos que la protagonista misma toma. Por otro lado, la interesada graba todos los teléfonos y direcciones que le importan, y si es una joven organizada, puede llevar hasta una agenda. También tiene películas cortas, vídeos, y algo de música.
Si se le olvida la fecha, para eso cuenta con un calendario, y si quiere saber a cuanto ascienden sus deudas, o calcular el importe de los regalos de los que ella se ha antojado, para eso está la calculadora.
En caso de que se aburra mientras espera, o en sus ratos de ocio, para eso cuenta con juegos de todo tipo. Si está agotada, tiene a su disposición el “llamado abreviado” con un número de orden; e inclusive, puede hablar sin tocar el aparato. De la misma manera, el celular es activable con la voz.
Para las que están muy involucradas con la computadora, es posible recibir e-mails y faxes, y si no quiere contestar en un momento determinado, tiene la opción de desviar las llamadas, para que le dejen grabado el mensaje. De la misma manera, puede poner el teléfono móvil en “vibrador”, para que nadie se entere de que la están llamando.
Para que no se le pase la hora o se le haga muy tarde en una cita, ahora tiene el despertador del móvil, con el correspondiente reloj para saber la hora en todo momento. En caso de que lo desee, puede chatear, y así sucesivamente.
Curiosamente, si bien la chica-bíper ha sido sustituida por la “chica-del-celular”, a esta última nadie la llama así. Quizá porque antes esa tecnología llamaba más la atención. La chica-biper nuestra era la equivalente a la “call-girl” estadounidense, y son más bien discretas, invitadas a los mejores lugares, y cobran por sus servicios, incluyendo el de acompañante.
Por esos motivos se ven obligadas a vestir con sus galas preferidas.
En el otro extremo del espectro sexual tenemos a la chica-avión; y aunque ese dominicanismo está algo anticuado, el hecho es que aún ningún otro ha logrado superarlo. Se la llama así, porque como se dice coloquialmente “aterriza en todas las camas”, o si se quiere, en “todas las pistas”.
La chica-avión posee sus variantes: el/la “avioncito”, la avioneta, y el “avionazo”. Se dice que una joven es un “avioncito”, cuando tiene esa inclinación poco acentuada; es una manera de decir, que “no lo es tanto”, o una forma algo “cariñosa”, o menos insultante. Es despectiva, pero menos, dependiendo del tono. En los casos en que se afirme que es una avioneta, se trata de una mujer que no da la talla para ser un avión, o también podría ser una principiante, inexperta o tímida. En cambio, cuando se dice que es un “avionazo”, ya no hay disimulos, porque se trata de una auténtica representante de la clase, de un prototipo de mujer, y equivaldría al superlativo. Es un verdadero estigma social. Hay hombres que para expresar que es un “avionazo”, dicen: “esa es un jet”.
Pero, ¿cómo es la chica-avión? Normalmente es una joven proveniente de una familia inestable, casquivana por más señas, con poca educación formal, que por razones de tener una libido exacerbada, y/o por sus afán de disfrutar de la vida y de sobresalir, y/o por tener una baja autoestima disimulada, y/o por no disponer de recursos económicos, y/o por no querer trabajar, y/o por no gustarle estudiar y capacitarse, etc., se dedica a una vida licenciosa y caótica.
En sus casa suelen ser descuidadas, y tienden a levantarse tarde, porque también se acuestan tarde.
Lo típico es que la chica-avión se haya criado en un barrio populoso, con muchas precariedades e incertidumbres, con lo cual queda traumatizada y marcada para toda su vida. En ese entorno aprende el arte del chisme, y de insultar para eliminar la competencia y con el fin de defenderse.
Para lograr sus objetivos, ella se viste de forma llamativa con uñas postizas largas y con muchos adornos “fatales”, del tipo punk; le gustan los anillos, los adornos corporales, incluyendo los tatuajes y los piercings en la lengua, en las orejas, en el ombligo, en el clítoris, etc.; y las llamadas “extensiones” de cabello. Si no tiene dinero para el tinte del pelo acude a colorantes caseros o improvisados. Le encantan los perfumes de olores exagerados y de mal gusto.
Usa poca ropa interior, o muy provocativa como los “cola-less”, lo mismo que le gusta mostrar el ombligo, y hacer alardes con sus pechos con sus escotes provocativos, principalmente cuando tiene mucha “pechonalidad”, siguiendo el criterio de que “lo que no se exhibe no se vende”. Los pantalones siempre los prefiere muy ajustados, sean jeans o de otro tipo.
Si tiene poca ropa, no le molesta pedirla prestada a sus familiares, o las pocas amigas íntimas llamadas “compinches”. También hacen intercambios de vestimentas. Algunas llegan a usar ropa de esa que llegan al país en “pacas”, donadas desde el extranjero, y que se venden, por arte de magia, a bajos precios, en las calles y avenidas más populosas.
Tiene varios “novios”, o “mari-novios”, (así llamados porque son prácticamente sus maridos), también conocidos como “amigos”, y pocas veces identificados como “amantes”; y si tiene suerte y habilidad, cuenta con un extranjero o un dominicano-ausente, que le manda divisas para tenerla “asegurada” cuando regrese el próximo verano, o que le ha prometido casarse o llevársela para los EEUU, o para Europa. Por otro lado están los “agarres”, que son los sujetos de confianza a quienes ella acude cuando está aburrida, o quiere darle celos a alguien, etc. Con frecuencia se asocia con gays, para tener compañía para el chisme, y para enterarse de todo lo que sucede.
La combinación ideal para ella consiste en conseguir dinero de los hombres casados, de los viejos con dinero, o extranjeros solos, y disfrutarlo con los “tígueres”, y sobre todo con sus “chulos” o favoritos.
Esta joven es una experta en las artes de la supervivencia, de la simulación y de la apariencia. A todos los que le interesa les da sexo, o les promete y luego no cumple, a todos les saca beneficios y de ellos recibe placer o algún tipo de ventaja. Es muy audaz, e intenta sobrevivir, disfrutar, y conseguir “regalos”, incluyendo dinero, de sus relacionados. Si fue violada cuando era una jovencita por un familiar o amigo de la familia, tal como ocurre frecuentemente; entonces, no es raro que tenga algún resentimiento escondido o latente.
Conoce al menos de nombre, casi todas las discotecas de la capital, en especial las de su sector, y le encanta la popularidad barrial, y no es raro que tenga algunas cicatrices en su cuerpo, provocadas por los pleitos y altercados en los lugares que frecuenta, más las marcas de sus años infantiles. Cuando son muy inestables emocionalmente, y conflictivas, resultan muy problemáticas. Otro lugar preferido son los “colmadones” de barrio.
Después del fiestón prefiere comer “frituras”, “picapollos” o “chimichurris” (tipo de hamburguesa dominicana) con “wasacaca” (una especie de salsa), de esos que se venden hasta altas horas de la noche.
Le encantan las bachatas, el reguetón, “el perreo”, la salsa, el nuevo “mambo”, y todos los ritmos de moda, llegando a saberse de memoria las letras de las canciones. Culturalmente existe la tendencia a “amargarse” con las letras de algunas canciones”, o sea, cuando se identifican con la canción. Algunas “aviones” son adictas a las telenovelas, y otras a los juegos como el dominó. Hay “aviones” que nunca dejan de apostar en la “loto”, por si acaso.
No es raro verla en la cola de una moto, o fumando y bebiendo con amigos en la calle. Por esa inclinación hacia el alcohol, las llaman las “come-vidrios”, en alusión a la botella. Es raro verla en un vehículo todo-terreno de lujo, conocidos como “yipetas”, entre nosotros.
Ella también le da uso al celular, pero para recibir y contar chismes; y además, este artefacto es muy importante para la joven, ya que le sirve para ubicar a los hombres que le interesan. De esa manera, ella mientras tanto, se puede ir con uno de sus tantos novios o amigos a otro lugar, y no será atrapada “in fraganti”. La chica- avión no sabe lo que es la fidelidad, y le gusta vivir la vida al momento, sin pensar en el mañana. Incluso, en la misma discoteca, se compromete con varios, y les ofrece lo que no les va a dar; mientras tanto, se eleva su autoestima a costa de los hombres.
Si ella baila en un club, puede exhibirse mejor, y conseguir más clientes y propinas. Algunas llegan a ser bisexuales, menos por gusto que por necesidad.
Hay pariguayos que creen realmente que tienen una “novia”, o que conquistaron o se “levantaron” una “jeva”, y no se percatan de que son “instrumentos” utilizables, y luego, desechables.
A la chica-avión le gusta comer chicle,- como a las prostitutas profesionales que practican la felación -, con lo cual se calma el estrés y le “da buen aliento”. Este es un ardid que favorece la promiscuidad, y le disimula el olor de las bebidas alcohólicas, del cigarrillo y de las drogas, y otras cosas más.
Otro detalle curioso son los motes, apodos y apelativos, conque son conocidas: “la Beba”, “la Mamota”, “la Dura”, “la Tremenda”, “la Sombrilla” (porque se abre en todos los sitios), “la Batidora”, “la China”, “Onatrate”, (en alusión al servicio público de autobuses)..., que vienen a ser como sus “nombres de batalla” para divertirse y gozar al máximo. Muchas veces, nadie sabe su verdadero nombre, y ella misma no lo dice.
Pero comoquiera, su ninfomanía verdadera, o aparente, sale a relucir, siempre dispuestas para la juerga, conocida también en otras latitudes como un bonche, y entre nosotros como un “can”.
Como secuela de su vida licenciosa, de provocación y de libertinaje que llevan, no es raro que salgan embarazadas, y como el bebé es un estorbo, lo típico es que lo desatiendan, o buscan a alguien que lo cuide, como una tía, o su misma madre. Y así se reproduce el ciclo del cual ella es una secuela. Otro problema diferente, es saber quién es el padre de la criatura, porque en la orgía ella no se fijaba con quién lo hacía. Eso ocurre precisamente cuando se “practica el sexo como quien come”, y cuando se tiene poca educación sexual.
Cuando empieza a madurar y a resentirse de la competencia de las más jóvenes, siempre está en trámites para emigrar, o bien, se conquista un extranjero de esos que hombres maduros que vienen aquí en busca del “amor”, - o por lo menos, alguien que les haga compañía -, que no consiguen en sus lugares de origen. De esa manera se le puede facilitar el viajar, o por lo menos tiene alguien que la mantenga, y no le pregunta por lo que hizo, en sus años juveniles.
Así nos despedimos de la chica-avión deseándole suerte en su nueva vida en el extranjero; o si se queda aquí que diga como una que yo conozco, a la pregunté si se había casado ya, con el novio con quien yo la vi, me contestó rápidamente: “Oh, y qué hago yo con los otros tres”.

1 comentario:

Melissa Manga dijo...

Es muy agradable leer, pues se hace entretenido a la vez de interesante.