viernes, julio 25, 2008

LE INVITAMOS A QUE PRACTIQUE EL COPY ART

EL URBANÍCOLA FOTOMÁTICO Y EL COPY ART (2da. versión revisada y ampliada)

Por FAUSTINO PÉREZ


Si alguien le hubiese “dicho” a una anodina e insulsa fotocopia en 1938, cuando fue inventada por el físico estadounidense Chester Carlson, que se iba a convertir en un instrumento de hacer arte, probablemente no se lo hubiese “creído”; ni siquiera el mismo Carlson pensó en esa posibilidad.
Al analizar este invento en perspectiva, es preciso recordar que las innovaciones tecnológicas siempre han ampliado el abanico de las posibilidades artísticas, y precisamente esta máquina conocida como fotocopiadora, es la madre del llamado copy art.Este artefacto de producir copias ha servido desde su nacimiento para difundir material informativo de todo tipo, aunque también ha sido uno de los principales causantes de lo que el autor británico Northcote Parkinson describe como el “papeleo”, en uno de sus libros satíricos dedicado a su “Tercera Ley”. O sea, que por un lado ha servido para ahorrar tiempo, y por otra parte, lo hace desperdiciar.
Si abundamos un poco rastreando en el pasado, podremos comprobar que cuando nuestros abuelos eran jóvenes, tenían que copiar las letras de sus canciones preferidas y los poemas de amor, a mano; algo impensable para nosotros a estas alturas. Por su lado el fax le añadió “movilidad” tanto a la fotocopia, así como también a los manuscritos y al material impreso, ya que permitía salvar las distancias de forma instantánea. Sin embargo el e-mail dotó al fax de una mayor nitidez y abarató su coste. El propio e-mail se ha convertido hoy en día en una “plaga” para los usuarios de los correos electrónicos, con la modalidad conocida como spam o correo chatarra, o bien, llamado eufemísticamente correo no deseado. Simultáneamente, se ha transformado en una fuente multimillonaria de ingresos para los propios correos electrónicos. No nos olvidemos que esencialmente el spam es publicidad, y si el usuario del correo abre ese mensaje, alguien gana o puede ganar con eso, aparte ya del “peaje” que se cobra por la transmisión del mensaje no deseado.
Todos estos avances han provocado que el criterio del llamado mail art, o arte por correo, haya tenido que expandirse para incluir a las fotocopias, al fax, y también a los correos electrónicos. Antes los mail arts eran piezas que podían ser enviadas por correo, y normalmente eran obras comparativamente livianas, y muchas de ellas eran desplegables, para tener la posibilidad de aumentar su tamaño, área, o volumen, al ser expuestas, y facilitar a la vez su envío. Es preciso aclarar que el copy art se ha servido mucho del mail art, por razones obvias
En todo caso normalmente existen básicamente dos clases de usuarios de la fotocopiadora con pretensiones artísticas, es decir, de los que desean practicar el copy art, o arte de la fotocopia: a) Aquellos que tienen acceso a ella en el trabajo y están ociosos y/o son curiosos, (asumiendo que tengan tiempo y las posibilidades de usar la máquina para otros menesteres, que no sean los de su labor), y b) los que no disponen de una unidad fotocopiadora, pero por algún motivo se enteran, o se imaginan, el potencial artístico que posee la máquina con sus fotocopias, entonces acuden a algún sitio a hacerlas. Es menester aclarar que desde que fue inventada, se tuvo que aguardar hasta el 1960 para que saliese al mercado la primera fotocopiadora automática: la Xerox 914. Yo recuerdo la aglomeración de personas en un escaparate de Rockefeller Center de New York, para ver las primeras fotocopias a color.
Estas máquinas combinan el principio de las materiales fotoconductores sensibles a la luz, con la posibilidad de impresión a base de la energía electro-estática. Funcionan esencialmente colocando y tapando sobre el cristal ad hoc, el material que se quiere reproducir. No obstante, al ser sensibles a la luz y a la distancia, pueden alterarse las reproducciones accidentalmente, si no se toman las debidas precauciones. Naturalmente que es posible emplear esos mismos “fallos”, para lograr expresiones catalogables como artísticas.
Las fotocopiadoras vienen con un cilindro de selenio el cual absorbe electro-estáticamente aquello que se quiere reproducir, pero todavía no puede verse, hasta que el “toner” se deposite únicamente en esos puntos donde ha permanecido la carga electro-estática. Precisamente ese “polvillo”, al responder a la luz por el mencionado procedimiento, se puede considerar como un tipo de emulsión, y por consiguiente, como uno de los tantos procesos fotográficos existentes; al igual que la goma bicromatada, que se prepara a base de goma arábiga y un pigmento; una tomografía axial computarizada, una radiografía, una placa odontológica o una sonográfica, la plancha de fotomecánica con soporte de aluminio, el plano de un arquitecto revelable en amoníaco, la tela y el aluminio sensibles, o el mismísimo rollo fotográfico o la película en láminas, entre otros. Todos ellos tienen en común un emulsionamiento con la propiedad de ser alterado por la luminosidad.
Una fotocopia realizada sobre papel de oficina, tiene muchísima más permanencia que – pongamos el caso – un recorte de periódico, lo cual le añade más interés como material empleable con fines artísticos, es decir, para el copy art, conocido hoy también, como electrografía: (En el año 1984 en la expo “Electra” del Museo de Arte Moderno de París, fue que se acordó llamarla electrografía para unificar la terminología).
En la década de los años 70 del siglo pasado, esas manifestaciones de la sensibilidad se conocían como electroworks, o xerografías. Y a las fotocopias en general se las llamaban xerox copies, en los países anglo-parlantes, en honor a la primera máquina automática.
Ya para el año 1964, el creador, diseñador, y estilista italiano Bruno Munari, había presentado al público sus trabajos empleando el nuevo medio, con la gran capacidad didáctico-teórica que tenía Munari para reducir lo complejo y novedoso hasta convertirlo en algo sencillo. En el 1970, la artista pionera estadounidense Sonia Sheridan, creó en el Art Institute of Chicago, el departamento de “Sistemas Generativos”, en el cual se hace hincapié en las nuevas tecnologías como recursos para la creación. En el año anterior, Sheridan había sido invitada a experimentar por primera vez con la nueva fotocopiadora a color de 3M. Ella también fue de las pioneras en la “escanografía”, o técnica digital de producir arte empleando el escaner, conjuntamente con la computadora, claro está.
Cuando en el 1986 inauguraron la exposición Cultura y Nuevas Tecnologías en el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, España, allí pudimos ver a Sonia Sheridan como artista invitada realizando sus creaciones.
También en ese país, la escritora-investigadora Marisa González precisó las posibilidades de la fotocopia a color, en el libro-catálogo de la muestra:
a) Permite transformar una imagen en blanco y negro, a diferentes versiones a color.
b) Se puede cambiar la imagen, moviendo el original durante el proceso de impresión.
c) Es posible combinar imágenes tridimensionales con otras de 2-D, etc.

Marisa González también abunda acerca de las técnicas empleadas por los electrógrafos:
d) Cabe la posibilidad de realizar una reproducción simple y directa.
e) Se puede “pintar” con la luz, alterando los colores de la fotocopiadora a color, o cambiando los tonos a blanco y negro.
f) La imagen puede ser ampliada o reducida indefinidamente, con lo cual se introducen una infinidad de efectos.
g) También la apariencia es susceptible de ser “descompuesta”, al mover o desplazar el original.
h) Permite la “pintura a dedo”, antes de que se complete el proceso de fijación, etc.

Desde la vertiente de las características más notorias del copy art, independientemente de su empleo más normal, como simplificadora de la divulgación de la información escrita o impresa, y de su empleo para la tirada de libros, y para el copy art, cabría mencionar además su facilidad para ulteriores transformaciones tales como: la posibilidad de ser pintada, recortada, doblada, quemada, para construir obras tridimensionales, entre otras; de la misma manera puede ser transferida a tela, madera, cerámica, etc., por medio de un papel llamado “matriz”, y para la realización de transparencias grandes proyectables, y así sucesivamente.
Son tan interesantes los efectos realizables con una fotocopiadora, que el popular programa de ordenador para el manejo de imagen Photoshop, incluye como uno de sus filtros (algoritmos matemáticos para producir cambios y reordenamientos en los pixels), el efecto de la fotocopia, y/o del copy art (de sus aplicaciones artísticas y creativas).
De la misma manera en Cuenca, España, se fundó en el 1990 el Museo Internacional de Electrografía, (MIDE), como dependencia de la Universidad de Castilla-La Mancha, e incluye laboratorios, talleres, exposiciones, centro de documentación, entre otros servicios.

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