viernes, diciembre 26, 2008

LA TÉCNICA DEL CARBÓN FRESSON DE ORTIZ ECHAGÜE

Por FAUSTINO PÉREZ

De José Ortiz Echagüe, (Guadalajara, 1886-Madrid, 1980), podría afirmarse sin ningún género de dudas que vivió una vida plena de realizaciones, entendiendo esta última frase en el buen sentido europeo, muy diferente del disfrute de la vida permanente nuestro, amparado en el criterio de que “eso es lo que uno se va a llevar”.
Cabría decirse en apretada síntesis, que fue piloto de aviación, ingeniero y profesor militar, fundador y presidente de grandes empresas, artista-fotógrafo que dejó plasmadas delicadas estampas de las tierras y pueblos de España, editor de sus propios libros, y así por el estilo.
A la edad de doce años le regalaron una rudimentaria cámara de placas, con la cual fotografiaba a la ciudad de Logroño y lugares aledaños. Después de unos meses de práctica, recibió una máquina fotográfica más perfeccionada que le proporcionaba negativos tamaño 9x12 cms. Esto le permitía obtener imágenes con mucho detalle.
Ya a los dieciséis logra una de sus imágenes más famosas: “Sermón en la Aldea”; consiguiendo más tarde publicar fotos suyas en el famoso anuario Photograms of the Year, único en su época.
Durante sus estudios de ingeniería se destacó – entre otras cosas -, por su excelente condición de tirador, habilidad ésta que le granjeó premios en metálico, los cuales le servían para ampliar y mejorar su equipo fotográfico. En 1909 fue destinado al norte de África donde se le encargó la realización de fotos aéreas. Así se hizo piloto de globo libre, y más adelante en su empeño de continuar con su oficio, se convirtió en el tercer piloto de aviación de España.
Con tantos viajes y peripecias en el Magreb, no es de extrañar pues su interés por los temas norteafricanos, incluso varias de sus fotos más famosas proceden de esa región, tales como: “Moro al Viento” y “Siroco en el Sáhara”.
Su fama como fotógrafo era tal, que ya como cadete fue el encargado por la Academia Militar de dejar testimonio fotográfico de la visita del Rey Alfonso XIII, al recinto militar.
De esa forma alternaba la toma de fotos con el vuelo en globo y en esos primitivos aviones. En 1912 decide aceptar un puesto de ingeniero en Buenos Aires, Argentina, ya que hacía cuatro meses que había finalizado sus estudios. A pesar de que allí vivían dos hermanos suyos, el recrudecimiento de la campaña de Marruecos, le hace desear volver, y se encuentra con una coyuntura favorable. Al año siguiente, él y un compañero realizan la proeza de su época: la travesía del Estrecho de Gibraltar por vía aérea.
Poco después, vuelve a la vida civil y se traslada a vivir a Francia; pero con el inicio de la Primera Guerra Mundial regresa al terruño con más experiencias acumuladas, y así se inicia en la fabricación de aviones, un proyecto que culminó con la fundación de Construcciones Aeronáuticas S. A., (CASA), en 1923.
En virtud de su probado éxito empresarial, se le encarga en la década de los años 50 la presidencia de la S.E.A.T., con lo cual se inicia en la fabricación de automóviles. Es preciso recordar que los modelos que fabricaba la Seat española, eran los mismos de la Fiat italiana.
Al final del decenio siguiente pide su relevo de ambas actividades alegando razones de edad.
Como aviador, su carrera abarcó desde los globos de aire caliente, hasta llegar a romper la barrera del sonido con un F-5; o sea, más de 50 años de actividad intensa, comparables a los de su profesión de ingeniero-empresario.
En sus actividades como fotógrafo – que son las que más nos interesan – pasó por diferentes cámaras: desde una sencilla Kodak cuando aún era un chaval, hasta aparatos más sofisticados de óptica intercambiable, pero casi siempre de formato medio o grande.
A raíz de la liberación de Madrid durante la Guerra Civil española, Ortiz-Echagüe se encontró con su casa saqueada, y su archivo fotográfico desaparecido; pero tuvo suerte y pudo recuperar sus negativos casi intactos. ¡Habían sido utilizados en campañas propagandísticas por el bando contrario!
En cuanto al anuario Photograms of the Year, mencionado anteriormente, fue el primer y único español que aparecía constantemente en dicha publicación, a lo largo de un tercio de siglo.
En el 1930 publica en Alemania su libro primigenio, el que se convertiría con los años en una joya para los coleccionistas, y del cual se hizo también una edición española ampliada, con el título de: “España Tipos y Trajes”.
Durante los cuatro años siguientes recorre de nuevo la geografía española con su cámara y selecciona las pruebas; de esa manera surge su segunda obra: “España Pueblos y Paisajes”, de la cual se han totalizado en sucesivas ediciones, más de 90 000 ejemplares.
Además de la temática de los personajes y costumbres populares de su país, se interesa también por las facetas religiosas del pueblo. Un tema tan sugestivo y difícil merecía un tercer tomo, el cual salió a la luz con el sugestivo título de: “España Mística”.
Al final terminó su famosa tetralogía, con una temática considerada por los expertos como un auténtico “poema” fotográfico, se trata de: “Castilos y Alcázares”. Todos estos volúmenes están totalmente agotados desde hace años, lo cual demuestra el gran interés y la subsiguiente demanda que suscitaron. A estos cuatro habría que añadir la serie sobre Marruecos y las llamadas “Fotos Familiares”, que son imágenes personales pero dotadas de una gran calidad como las otras. .
Sus fotos realizadas por el procedimiento del carbón Fresson, han sido exhibidas en varios continentes, y su autor fue objeto de innumerables homenajes y distinciones, entre ellas el haber sido declarado Socio de Honor de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, así como Honorary Fellow de la Royal Photographic Society de Gran Bretaña, y de la Photographic Society of America, entre otras.
Sus obras han recorrido decenas de museos, y fueron seleccionadas en su época más de cuarenta veces en anuarios internacionales. Otro tanto podría decirse de los premios que obtuvo, ya que fueron numerosos e importantes.
Con la finalidad de aproximarse a la calidad de sus originales, se hizo editor de sus propios libros; y también se encargó de la versión española de la revista Galería, en los años 30.
Además de ser el último practicante de la técnica del carbón Fresson en el mundo, - que él también llamaba “carbondir”, como contracción de “carbon direct” - , a partir del momento en que empezó a preparar sus propios papeles sensibles, supo optimizar como nadie el proceso y a adecuar los temas a la técnica. Podría decirse sin exagerar, que sin lugar a dudas, lo empleó de forma magistral, y el procedimiento alcanzó cotas nunca antes logradas.
A pesar de que como afirma el crítico-fotógrafo José Miguel Oriola: “su técnica no ha significado ninguna aportación en el paso del tiempo dentro del proceso evolutivo que ha experimentado el lenguaje fotográfico”; de Ortiz Echagüe también opina el que fue Presidente de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid durante muchos años, el historiador –fotógrafo Gerardo Vielba, ya fallecido, y seguidor incansable de la fotografía española en su época: “Si la palabra titán puede tener un trasunto humano – sin desmelenamientos - , aquí, en nuestro Ortiz Echagüe – modestamente -, tenemos uno de sus paradigmas”.

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