martes, octubre 04, 2011

A Nereyda Rodríguez Reina de la Cultura Popular


YI-YOH Y NEREYDA (foto: Tony Gutiérrez)


¨ Hasta que el las canta las coplas, coplas no son y si las canta el pueblo ya nadie sabe el autor; procura tu que tus coplas vayan al pueblo a parar , que al volcar el corazón en el alma popular lo pierde de gloria se gana de eternidad¨

Facundo Cabral


Profesora Nereyda:

POR Yi-yoh Robles

Amada y prodigiosa creación de la natura, reina madre del arte y la cultura popular; a veces pensamos que seres como usted son eternos y perennes…y que por tanto la muerte no puede tocarle. Que no forman parte de ese círculo indomable, invariable e inviolable donde la vida es velada de un raro y extraño misterio.

Personas como usted, maestra de particular grandeza y vocación que trasciende…que va de cotidiano a sublime y de lo simple a lo inverosímil; conservando una dignidad y una nobleza de gran altura. Más allá del vuelo de Ícaro. Está usted hecha a la usanza de esos vuelos infinitos, adrede al aleteo surreal de las gaviotas, que tejen sus vuelos tocando cielo, que en sueños risorios, retozan y sumergen las alas junto a las cosas divinas.

Allí donde el artificio artístico es morada en lo alto, dulces notas besando los cielos, vuelo trascendental sobre suelo terrenal.

Profesora al mirarle dormida en este instante, se cruza entre mis sienes un texto breve que escribí como designio en el siglo pasado, allí en el justo lugar donde los emblemas escapan haciéndose leyenda, mirada sutil de un reloj sin ojos, de poros por sudar la esencia de lo estético: Hay ocasiones en la contemplación de algo, una sensación tan sublime que pasamos a ser parte de lo contemplado.

Los hacedores de arte y cultura somos sus hijos y estamos de luto, mientras nuestros ojos sudados delatan un santuario donde su figura se levanta sobre los linderos del mapa, meciendo transparentemente su estatura de esfinge, imagen trascendente.

Con usted se ha marchado un importante tentáculo de la cultura popular.

Usted es nuestra reina, pasaran muchos años para llenar su espacio, pero su digno ejemplo ha parido una bella colmena de bondades; es su legado cultural, de ahí el santuario donde recogeremos una parte primordial de la cosecha cultural.

Me hace falta su presencia grata y reconfortante en este lugarcito donde algunas tardes me sorprendía su visita, sus consejos y aquella forma tan linda danzándome al presentar cada logro…yo siempre le decía que usted era el trofeo más grande, que Dios me la bendiga, sí algo motiva mi lucha cultural de cada día, es que yo le conocí, aprendí de usted y me bañe en sus aguas.



¡Corazón y amor…!

Yi-yoh Robles

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