jueves, julio 26, 2012

LAS DEFICIENCIAS DEL SISTEMA PÚBLICO DE EDUCACIÓN SUPERIOR DOMINICANO


PARADIGMAS
VACAS SAGRADAS DE LA INDIA (foto: Faustino Pérez)

Por: Dr. Leonardo Díaz

Publicado en el periódico Acento

En mi artículo anterior, abordé el problema del sistema de contratación profesoral como una de las graves deficiencias del sistema dominicano de educación superior. ¿Cuáles son las otras deficiencias de este sistema que obstaculizan el desarrollo de una auténtica cultura universitaria en República Dominicana y el posicionamiento de sus universidades como centros de investigación significativos a nivel internacional?

Voy a abordar este problema dividiéndolo en las deficiencias del sistema público de educación superior y las deficiencias del sistema privado de educación superior. En este artículo me referiré al primero, lo que significa reflexionar básicamente sobre la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

La UASD ha sido históricamente el espacio más importante de movilización social de la República Dominicana. Sin ella, millones de personas pertenecientes a los estratos marginados de la sociedad dominicana no habrían obtenido nunca un título de grado y con él, su inserción dentro del sistema laboral dominicano con el consiguiente ascenso económico, social y político. Al mismo tiempo, en una sociedad de espacios cerrados, la UASD ha sido el espacio natural para el aprendizaje y la discusión de saberes (antropología, historia, sociología, filosofía, ciencias políticas, etc.), así como de concepciones filosóficas e ideológicas vedadas en la mayoría de los escenarios de este país, incluyendo las universidades privadas.

Pero paralelamente a su función como espacio de movilidad social, la UASD se fue articulando como "universidad de la contención". Sinteticé este concepto en un artículo publicado el 1 de diciembre del año pasado en este mismo periódico:

"Al inicio de la transición democrática, en las primeras dos décadas tras la caída de la dictadura trujillista, la dinámica de contención se efectuó con respecto a los focos de rebeldía política izquierdista. En las últimas décadas, la UASD ha funcionado como un mecanismo fundamental de contención social, aglutinador de las capas sociales más desposeídas, evitando que puedan convertirse en fuerzas de choque para el gobierno de turno". (http://www.acento.com.do/index.php/blog/2490/78/La-UASD-universidad-de-la-contension.html).

Es decir, la UASD funcionó como nicho de refugio para una parte del movimiento de izquierda decapitado durante la represión posterior a la intervención norteamericana de 1965. Dentro de sus muros, la UASD sirvió como centro de organización, discusión, convivencia y sobrevivencia para grupos que fuera de ella carecían de espacios para su desarrollo, arrinconados por la dinámica de una sociedad autoritaria o con pocos espacios para el disenso.

Pero sobre todo, la UASD ha funcionado en las últimas décadas básicamente como muro de contención económica. En tanto universidad pública con costos de matriculación cuasi gratuitos, actitud de puertas abiertas y sin criterios mínimos de admisión, la UASD se convirtió en el principal medio de acceso a la educación superior para los sectores marginales de la nación, para aquellos que sin la existencia de la UASD, estaban condenados a ser parias.

La otra cara de la moneda es que este mecanismo de acceso universal y gratuito no formó parte de una política académica sistemática y continua del Estado Dominicano, de una estrategia con el propósito de lograr que la UASD se convirtiera en un espacio de movilidad social basado en la adquisición del conocimiento científico y en la proyección internacional de sus méritos en materia de investigación académica.

Por consiguiente, en la medida en que se careció de esta política académica sistemática y los ingentes problemas económicos-sociales del Estado Dominicano se fueron acumulando, el tratamiento a las deficiencias de la UASD se fueron marginando y con ello se acumularon hasta convertirse en una verdadera avalancha con la que hoy la universidad del Estado carga día a día.
Entre estas deficiencias destaca su situación permanente de precariedad económica. Grandes recursos económicos no garantizan una universidad de calidad, pero ninguna universidad de calidad puede serlo sin grandes recursos económicos. Este tipo de instituciones de educación superior demandan profesorado altamente cualificado -que generalmente exige altos salarios- requieren laboratorios modernos, aulas equipadas, bibliotecas actualizadas, suscripciones a revistas especializadas, etc. En síntesis, mucho dinero. El incumplimiento histórico por parte del Estado Dominicano para asignarle a la UASD los fondos económicos necesarios para convertirse en un centro de producción del conocimiento, unido a la ausencia de una política sistemática por parte de sus autoridades para buscar recursos al margen del Estado, ha mantenido asfixiada a la universidad más antigua del Nuevo Mundo.

No han faltado las excusas por parte de voces en el Estado Dominicano para justificar la falta de asignación de recursos, la más socorrida en los últimos años es que la UASD carece de capacidad para administrar y que es un barril sin fondo, una institución insaciable porque está estructurada sobre la base del clientelismo.

Pero la acusación inculpa al acusador. Porque evitar esto, cumpliendo su función de asignadora de recursos es responsabilidad del Estado Dominicano. Para ello requiere definir una política académica de Estado: Qué tipo de universidad quiere, cómo invertir los fondos para ello, cuáles mecanismos se establecerán para regular su administración, cómo se rendirán las cuentas y cuáles mecanismos de castigo existirán si no se cumplen con los propósitos. La autonomía de la UASD jamás podrá ser una excusa para no rendir cuentas al Estado de lo que hace con los recursos recibidos, porque estos recursos no son suyos, sino de la ciudadanía dominicana.

Como consecuencia de la precariedad económica que ha caracterizado a la universidad del Estado, destaca el ya caracterizado sistema de contratación del personal docente. Un profesorado sometido a la explotación de trabajar alrededor de 40 horas semanales para obtener un salario decente, con un seguro médico que es el bochorno de la nación y sometido además a un sistema orweliano de control de asistencia –no de docencia- más preocupado por descontar las horas no firmadas que en reponer la docencia perdida, porque se trata de un sistema que funciona como un implacable mecanismo de recaudación de ingresos para cubrir déficits financieros de la institución a costa del personal docente.

Este profesorado tiene que trabajar en aulas inadecuadas, no sólo desde el punto de vista del proceso de enseñanza-aprendizaje, sino también, desde el punto de vista de las más elementales normas de higiene y convivencia con el entorno. Ya sea en aulas abarrotadas, o en aulas fantasmas (espacios con claves en la asignación docente pero sin existencia física, lo que fuerza a un segmento del profesorado a impartir la docencia al aire libre, debajo de un árbol o en las inmediaciones de un estadio de béisbol, en una versión caricaturesca del Jardín de Epicuro), los espacios internos de la UASD son un terreno hostil para la docencia.

Al mismo tiempo, la UASD sufre una deficiencia que no puede ser desvinculada de un mal general de la educación pública dominicana: la formación de su estudiantado. El estudiantado promedio de la UASD proviene de un sistema educativo colapsado: la escuela pública. Analfabeta en todo el dramatismo del término, un joven promedio de la UASD es incapaz de interpretar un párrafo, de captar el sentido de un discurso medianamente abstracto, porque la escuela de la que proviene le ha graduado así, como un individuo intelectualmente incapaz. Dadas las condiciones en las que estudia y con un profesorado sometido al sistema descrito ¿qué podemos esperar del personal que saldrá titulado?

De modo paralelo a esta situación, la UASD ha sido permeada por la cultura politicastra de la sociedad dominicana. Esto la convierte en:

a) Un espacio de los conflictos partidaristas por ocupación de espacios de poder dentro de la universidad.
b) Un lugar de desarrollo para los intereses clientelares que presionan por la búsqueda de un puesto en su nómina.
c) Un espacio para el desarrollo de empleados sin sentido de servicio, pero constituidos en un poder fáctico con suficiente fuerza para influir en las decisiones académicas y evitar la revocación de sus puestos en caso de ineficacia.
d) Un lugar para el populismo que socaba cualquier intento de toma racional de decisiones y recurre a los mecanismos más primitivos del chantaje para imponer su punto de vista.

Así, la UASD se va minimizando como espacio de movilidad social y se consolida como universidad de la contención. Esto significa que, cada vez menos, la UASD se encuentra en condiciones de formar profesionales competentes para las demandas del mundo moderno, pero cumple a la perfección su función como aglutinadora de masas desposeídas que permanecerán años y años pululando en la universidad, "entretenidos" entre sus paredes y por tanto, neutralizados como posibles focos de rebeldía social o delincuencia barrial.

Las deficiencias del sistema de educación superior se complementan con "la alternativa" de las universidades privadas, el tema de mi próximo artículo. Éstas confirman el refrán popular que reza: "La medicina es peor que la enfermedad".

--

No hay comentarios.: