lunes, julio 26, 2010

LA TEORÍA DEL VALOR EN LA CULTURA DOMINICANA


ATRAPADA POR EL ORO (arte fotográfico digital: FAUSTINO PÉREZ)

Por FAUSTINO PÉREZ

La llamada Teoría del Valor, conocida también como axiología o ética en la filosofía clásica, abarca varias facetas con la finalidad de comprender y de investigar cómo y por qué, y sobre todo, hasta qué grado, los seres humanos valoramos las “cosas”. Entre esas cosas tenemos a los bienes de consumo, a las demás personas, a nuestros ideales, a nuestras mascotas, o a lo que sea. Esta Teoría se puede enfocar desde diferentes disciplinas, ya que como se comprenderá no es lo mismo un enfoque filosófico, que uno económico, o sociológico, o desde la vertiente de la psicología.
Las formas y maneras por medio de las cuales se establecen los valores, es de la incumbencia de la psicología; en cambio, los valores en la sociedad, cómo cambian y en qué condiciones varían, pertenecen a la sociología.
Desde la perspectiva de la economía, hay productos que son ambivalentes dependiendo de los intereses envueltos; si tomamos el tabaco como ejemplo, para los productores es obviamente bueno, aunque para los consumidores pueda ser perjudicial para su salud.
Lo primero que uno tiene que preguntarse es por qué las cosas son buenas o malas; o bien, por qué a uno le gusta algo y le disgusta otra cosa. Evidentemente que los gustos no son universales. Por otro lado están los bienes morales, los bienes naturales y los bienes materiales, entre otras clasificaciones. Si se quiere evaluar a una persona se puede acudir a la moral, y esto puede conducir al halago o a la acusación, en los casos extremos; en cambio, si se trata de un jardín, lo sopesamos desde el punto de vista de los bienes naturales o estéticos. Ahora bien, en el supuesto de que se intentara valorar un reloj de muñeca, entonces, ese ya es un bien material. En otro orden de ideas, igualmente pueden intervenir la estética y la cultura, de formas avasallantes.
En algunas etnias de Sudáfrica cuando el novio va a casarse tiene que negociar con el padre de la novia, para compensarle con vacas. En otras culturas el valorar una mujer de esa manera y equipararla con diez vacas, por poner una cantidad, sería como mínimo insultante y humillante, por no decir otra cosa.
Empero en el valor también influye la geografía. ¿Por qué motivo unos pantalones que se venden en el Mercado Binacional de Dajabón a cien pesos, en una tienda de Bella Vista en la capital la misma prenda vale mil setecientos?, y en la Ave. Duarte esquina Calle París tiene otro precio.
Existe además un valor añadido producido por la capacidad de negociación, y por las circunstancias coyunturales, el cual se manifiesta a las claras, por ejemplo, cuando se intenta transferir a un jugador de fútbol de un equipo a otro, o al contratar a una estrella del béisbol. Está claro que si un equipo de las Grandes Ligas necesita un pitcher, por poner un ejemplo, estaría dispuesto a pagar más por él.
Existe lo que se denomina un valor asignado, y para ilustrarlo tomemos el ejemplo de los billetes de banco. ¿Por qué el de mil vale diez veces más que el de cien, si la impresión cuesta prácticamente lo mismo?, y lo único que varía es el color y la imagen conjuntamente con los textos. Simplemente porque el Estado lo dice y la gente tiene confianza en el papel moneda, y cree que siempre está respaldado.
Se sabe que socialmente funcionan oficinas de relaciones públicas para revalorizar o poner en valor a sus clientes, e inclusive, intentan que en los buscadores del Internet y en las enciclopedias en línea, aparezcan los datos más positivos primero de los interesados, como forma de manipulación; y si es posible eliminar lo negativo, mucho mejor.
No cabe ninguna duda de que hay asociaciones, entes, grupos, entidades, instituciones, organismos, clubes, etc., que tienen, en definitiva, las metas de lograr una ascenso social e incrementar las cuotas de poder de sus miembros o socios y/o afiliados, o sea, que los une el mismo afán.
Los enjambres sociales son tan complejos, que no son raras las fuerzas políticas, económicas, militares, diplomáticas, religiosas, etc., que inciden sin dar la cara, y lo mismo pueden destruir a alguien que catapultarlo, sin que las mayorías sepan lo que está sucediendo. Otro factor muy a tener en cuenta son los parentescos de sangre, los lazos de familia, o bien, los intereses comunes.
En nuestra sociedad tenemos una gran inversión de valores, y los estamentos sociales son muy permeables, de tal suerte, que puede darse el caso de que una joven de extracto humilde, pero muy agraciada físicamente, si un terrateniente adinerado, o un narcotraficante poderoso, pongamos por caso, se encaprichan de ella, la chica puede escalar socialmente hasta lo más elevado de la pirámide social dominicana. Empero, también puede suceder fácilmente lo contrario, en nuestro país.
En Inglaterra sería muy difícil eso, por ser una sociedad muy rígida socio-culturalmente hablando.
Hay personas que intentan por todos los medios de revalorizarse artificialmente, y algunos de hecho lo logran, y aparecen en las revistas de sociedad, o ingresan como miembros en las academias, o bien, son socios de los mejores clubes, adquieren los vehículos más caros y visten los trajes más elegantes, e inclusive, reciben reconocimientos públicos; pero lo único que tienen es la envoltura, porque no aportan nada a la sociedad, ya que sólo saben servirse de ella, o sea, instrumentalizarla. En todos los ámbitos mundiales aparecen verdaderas “sentinas” vivientes por dentro, aunque por fuera engañan a cualquiera con sus atuendos, o sea, que la vestimenta en un auténtico camuflaje.
De la misma manera que tenemos más generales en activo que los EE UU, y más estudiantes que se gradúan cum laude que muchos países, - pero sin decir que copiaban los trabajos del Internet sin leerlos siquiera - , hay demasiada gente que se ha hecho inmensamente rica por métodos no ortodoxos, por no decir fraudulentos, y nuestra sociedad los admite en su seno casi sin reparos.
La rancia oligarquía dominicana ha visto con estupor cómo los ricos emergentes han logrado acumular más riquezas en pocos años, que ellos los de “apellidos sonoros”, lo consiguieron en décadas. Y lo bueno es que algunos de los rancios ya han intentado amasar más dinero en sus cuentas, en base a las actividades no legales, imitando a los nuevos multimillonarios.
Existe una corriente de pensamiento que afirma que el tiempo pone a las cosas en su lugar, pero esto no siempre se verifica porque hay muchos intereses involucrados, por ejemplo: ¿dónde están enterrados los restos de Colón?, o ¿cuántos pseudo-héroes tenemos, que no resistirían una evaluación histórica seria?, y así en ese tenor. La manipulación malintencionada de la historia dominicana, incluyendo la tergiversación y ocultamiento de los hechos, es demasiado evidente, por no decir grosera.
Solamente el sentido común y un análisis ponderado de cada caso, nos puede conducir a diferenciar a un auténtico VIP, de los impostores. Y a veces ni aún así.

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