jueves, junio 04, 2009

LA “LECTURA” DE LAS CIUDADES: UNA INTERPRETACIÓN (3)

Por FAUSTINO PÉREZ


En el mundo se ha desatado una competencia despiadada para tener en las ciudades el rascacielos más alto de todos, porque eso le da prestigio y categoría internacional a la urbe. Esa parece ser el equivalente a las Grandes Ligas de las ciudades.
Inclusive, se han creado formas de medición de altura diferentes: por la cantidad de pisos; incluyendo las antenas, o no; abarcando los sótanos; del suelo al techo; por la altura de la planta más alta ocupada; por “detalle arquitectónico”, etc. De lo que no cabe ninguna duda es que ahora mismo para llamar la atención mundialmente, se tiene que construir una torre que mida casi un kilómetro de altura. Si se tiene en cuenta que la Torre Mayor de Ciudad de México en el Paseo de la Reforma, es la más alta de latinoamérica, y únicamente tiene 225 metros, se notará la diferencia. Ahora en el 2009 se están construyendo por lo menos cincuenta edificios en el mundo, de más de 300 metros de altura, que estarán terminados en los próximos cinco años. Los cinco edificios principales según la clasificación de "detalle arquitectónico" son: el Burj Dubai, con 818 metros de altura; Taipei 101, Shangai World Financial Center, International Commerce Center de Hong Kong, y la Torres Petronas de Kuala Lumpur en Malasia.
Por el contrario, si lo que se desea es hacer un viaje por el túnel del tiempo, el mejor lugar sin lugar a dudas es La Habana, con sus autos de la década de los años 50. La cubana es una sociedad muy adelantada, con logros innegables en los campos de la medicina y en la educación; y simultáneamente, muy atrasada en cuestiones de nuevas tecnologías y bienes de consumo.
Hay ciudades que no sólo desarrollan las alturas, sino, que también se concentran en el subsuelo. En este sentido sobresale en el mundo la Ciudad Subterránea de Montreal, en el Canadá. Ya tienen construidos 32 kilómetros de galerías comerciales perfectamente acondicionadas para el tránsito de peatones y para ir a las tiendas, y con conexiones para salir a edificios, museos, estaciones de tren y del metro, calles y avenidas, terminales de autobuses, bancos, teatros y cines, hoteles, y así por el estilo. Esta red resulta una gran ventaja y comodidad, sobre todo en invierno.
Existen, además, en otros lugares, ciudades y yacimientos de interés arqueológico literalmente escondidos en el subsuelo, es decir, enterrados bajo tierra, de países tales como Perú, Grecia, Italia, y Egipto. Esos gobiernos harían bien en disponer de recursos para emplear, diseñar y mejorar aquellas tecnologías que les faciliten explorar su territorio, con sus riquezas ocultas; en lugar de hacer como hacen ahora, que más bien se guían por la suerte, por la intuición, las corazonadas, y la “experiencia”. Mientras, los saqueadores hacen su agosto.
Hay ciudades que no son tales, como la llamada Ciudad Eléctrica de Tokio, que no es más que el Distrito de Akihabara, un barrio especializado, donde se concentran grandes tiendas por departamentos, y venden toda clase de electrodomésticos. De la misma forma existe otra concentración de negocios de ese tipo, en Ikebukuru. Además, tienen a la venta, relojes de pulsera, despertadores, y de pared; calzados deportivos, bicicletas, artículos para decorar los hogares, y joyas, entre otras cosas. Por su lado, la Ciudad Encantada de Cuenca, España, tampoco lo es, sino, que se trata de rocas erosionadas con formas curiosas, formadas a lo largo de miles de años, en una zona ubicada entre pinares en una finca privada.
Existe otra ciudad oculta en Tokio, y es la de algunos templos budistas, de tal forma que si uno no pertenece a esa religión no puede entrar en ellos, como es el caso del Templo Kannon de Tokio. Ni siquiera pagando la entrada dejan pasar al que no es budista.
Si la fe ilumina también lo hacen las luces que están para eso, y en cuestiones de iluminación merecen destacarse tres ciudades: en primer lugar New York en el área de Times Square, por sus luces policromáticas y saturadas, las cuales contrastan enormemente con el color de los edificios vetustos. Por otro lado se encuentra Tokio principalmente en la zona de Guinza, en los alrededores de las avenidas Chuo Dori y Harumi Dori. La elegancia de estas vías no tienen parangón a nivel mundial, incluso, la intersección de ambas avenidas es una de la más famosas de la ciudad con el reloj Wako en lo alto. París es una urbe que se conoce desde hace tiempo como la Ciudad Luz, y ese derroche se manifiesta especialmente en la Tour Eiffel, con sus lámparas centelleantes, y en los Campos Elíseos en el tramo comprendido desde la Plaza de la Concordia hasta el Arco de Triunfo. No hay ninguna duda de que otras metrópolis tienen sectores muy bien iluminados, como Hong Kong, o Sydney en Australia, o el mismo Dubai, en los Emiratos, pero son menos conocidas.
En el extremo opuesto se encuentran las ciudades que tienen bolsones de miseria urbana, y en este oscuro y lacerante apartado tiene fama la ciudad de Calcuta en la India; al igual que las desastrosas condiciones en que malviven los que han hecho de las tumbas, nichos, y panteones sus viviendas en la Ciudad de los Muertos de El Cairo. Lamentablemente en el mundo existen muchos lugares donde la pobreza impera.
Si uno se conduele de los pobres y le gusta ofrecer cariño, no hay mejor lugar que el Jardín Botánico de Buenos Aires, para llevarle alimento a los centenares de gatos sin dueño que habitan en ese lugar. En cambio si se quiere conocer la liebre patagónica, o la familia de los camélidos de menor tamaño, como la llama, la alpaca, la vicuña y el guanaco, basta con ir al zoológico de la misma ciudad. También exhiben el cóndor andino, una de las aves más corpulentas del mundo.
Otro zoo interesante es el del Bronx en New York, con sus manadas de búfalos americanos, sus quetzales centroamericanos y sus serpientes anacondas oriundas de sudamérica..
Pero quien quiera ver serpientes y culebras, que no deje de visitar el serpentario Butantan de Sao Paulo, donde le extraen el veneno a las especies venenosas para preparar los sueros, que son utilizados en caso de mordidas de esos reptiles.
Existen serpientes terrestres, algunas nadan el agua, y otras prefieren los árboles, pero si sólo se desea contemplar especies arbóreas de gran tamaño, un excelente lugar es el parque Trianon de la Avenida Paulista de Sao Paulo, o en la Plaza San Martín de Buenos Aires, al final de la peatonal calle Florida. En esta ciudad también se puede ver el famoso palo borracho, con su tronco en forma de botella, y el conocido ombú. Si nos trasladamos hacia el norte, en California tienen los árboles más altos del mundo, alcanzando algunos de ellos los 115 metros de altura; me refiero a las sequoias gigantes. En otros continentes cuentan, por igual, con especímenes muy interesantes, como el baobab de Madagascar, en especial la especie llamada Adansonia grandidieri, la más majestuosa de las ocho que existen.
Pero las ciudades no tienen solamente árboles, sino que la gente también se divierte con los deportes. Basta con ir a Río de Janeiro y contemplar el estadio de fútbol Maracaná, para percatarse de la importancia que tiene la afición. Lo mismo sucede con la "Bombonera" en Buenos Aires, o el Santiago Bernabéu en Madrid. En otros deportes, de igual manera, existe mucho interés; por ejemplo, en béisbol los parques más grandes son, entre otros, el Yankee Stadium de New York, y el Dodger Stadium de Los Angeles.
Normalmente cuando hay partidos, se producen muchos ruidos, dentro y fuera de los recintos donde se juega, lo mismo sucede con las personas que algunas son escandalosas y otras más reservadas. Me explico, si uno va al Japón notará que predominan las personas que hablan en voz baja en la calle; por el contrario, en Harlem, New York, incluyendo al Harlem Hispano, las personas se comunican en voz alta. Eso es una costumbre cultural.
En otras ciudades se gesticula mucho cuando se comunican hablando, como en Roma o en Santo Domingo, en cambio, en otras apenas mueven las manos tal como sucede en Estocolmo, Suecia.
Para regatear en un mercado de pulgas extranjero muchas veces tiene uno que valerse de señas con las mismas manos, para comunicarse. En el mundo existen varios mercados famosos por sus dimensiones y por la variedad y calidad de las piezas, conjuntamente con los buenos precios. Aparte de que hay ciudades que tienen más de un mercado. Por ejemplo en París hay dos famosos: El Marché aux Puces de Clignancourt, reputado como el mayor del mundo, y el de la Port de Vanves. En Londres son tres los recomendados: el de Portobello, el de Camden y el de New Caladonian Market; en cambio en Tokio tienen el del Templo Togo, y en Madrid el de El Rastro, aunque ha perdido una buena parte de su esplendor. Por su lado, New York cuenta con el The Garage de la West 25th Street, y en Buenos Aires el de la Feria de San Telmo.
Si lo que se quiere es conocer el mercado especializado más grande del mundo, basta con visitar el mercado de pescado de Tsukiji de Tokio. Existe un mercado donde se vende de todo, y es el Khan el-Khalili de El Cairo, pero los vendedores acosan a los visitantes y son muy irascibles.

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