jueves, diciembre 03, 2009

LAS SIETE MARAVILLAS DE LA CIUDAD DE SANTO DOMINGO (3): EL PALACIO NACIONAL DE BELLAS ARTES


FOTO: Fuente Externa


Por FAUSTINO PÉREZ

Enclavado justo en la intersección de las avenidas Independencia y Máximo Gómez, dos de las vías más conocidas e importantes de la ciudad de Santo Domingo, se levanta majestuoso e imponente el Palacio Nacional de Bellas Artes de la Ciudad Primada de América. La primera avenida honra la gesta independentista dominicana realizada en el 1844 para separarnos del dominio haitiano, quienes ocuparon la isla completa durante 22 años, es decir, desde el 1822; y la segunda avenida se designó con el nombre del héroe domínico-cubano, Máximo Gómez, general de la que se conoce en la hermana República de Cuba como la Guerra de los Diez Años, y General en Jefe de las tropas revolucionarias cubanas en la Guerra del 1895.
A su vez, la Avenida Independencia transcurre de forma paralela, - distante unos 100-300 metros aproximadamente, dependiendo del tramo - , a la más importante avenida de la ciudad capital: la avenida George Washington, conocida popularmente como el Malecón de Santo Domingo, la cual bordea el Mar Caribe al sur de la urbe. En esta vía se celebran los más importantes desfiles militares del país, y se escenifica el Carnaval de Santo Domingo todos los años. La Máximo Gómez, es perpendicular a la Independencia y desemboca en la playa de Güibia del Malecón. Ahora mismo dicho balneario está en restauración.
El Palacio Nacional de Bellas Artes de Santo Domingo, es una edificación de aspecto macizo y sólido, vagamente reminiscente del Parthenón de Atenas, - pero mucho más grande - , ha sido remodelado recientemente respetando al detalle el palacio original de estilo neoclásico, y añadiéndole discretamente ciertas mejoras, como un aparcamiento de mayor capacidad, y una ampliación de sus bellos jardines, entre otras.
Inaugurado el 15 de mayo de 1956, durante la llamada Era de Trujillo que duró 31 años, en la cúspide de ese período histórico que finalizó trágicamente en el 19961, y a un año después de haber sido abierta la histórica Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre, que marcó el apogeo de la tiranía en el 1955; el Palacio de Bellas Artes de la capital dominicana representa un hito arquitectónico en la ciudad que lo alberga. En esa época la construcción se realizó en los linderos de la creciente urbe, pero actualmente con el aumento demográfico y el crecimiento citadino, ha quedado en un lugar privilegiado y céntrico.
Técnicamente hablando, el edificio ocupa un área de 13 000 m2, y abarca, por igual, una extensa manzana en su totalidad, incluyendo los jardines. Hoy en día alberga, conjuntamente con otras dependencias localizadas fuera de la edificación: el Teatro de Bellas Artes, el Ballet Clásico Nacional, la Escuela Nacional de Danzas, el Ballet Folklórico Nacional, el Coro Nacional, la Escuela de Arte Dramático, la Escuela Nacional de Artes Visuales y la Escuela Elemental de Música; así como las oficinas de la Orquesta Sinfónica Nacional.
El Palacio de Bellas Artes está regido por la Dirección General de Bellas Artes creada mediante la Ley 311 del 19 de julio de 1940. Este organismo tiene la responsabilidad de agrupar las diferentes especialidades y de vigilar el funcionamiento no sólo del Palacio de Bellas Artes, sino también de “todas las instituciones dedicadas a enseñar las Bellas Artes en sus diferentes categorías”.
Es preciso recalcar que en la actualidad ya no se habla de artes que sean bellas, e incluso, tanto el vocablo pluralizado “plásticas” y así como también el de “visuales” que sustituyeron el adjetivo “bellas”, también se han quedado cortos y obsoletos, porque como ya se sabe, hay artes para los invidentes, por poner un ejemplo, en las cuales se emplea el sentido del tacto.
En el teatro del Palacio, se suelen representar obras de dramaturgos tanto nacionales, al igual que internacionales, de la misma forma que se presentan conciertos con la orquesta sinfónica y con otras agrupaciones. De igual manera se alquila para otras clases de actividades. Su inmensa galería de arte, - dirigida al presente por la decana activa de la crítica de arte dominicana, la conocida y prestigiosa Marianne de Tolentino - , está dotada de dos niveles y varias salas adaptables según lo demande la exposición de turno. Dichos salones estuvieron casi prácticamente inactivos y subutilizados durante muchos años, pero ahora con la nueva directora se les ha dado un gran impulso y dinamismo.
Por sus dimensiones pocos artistas han podido llenar completamente las salas de la galería de arte con sus obras, después de su remodelación. En este año del 2009, han de destacarse por la calidad y cantidad de las piezas, las exposiciones de los maestros Ramón Oviedo y Fernando Ureña Rib, pertenecientes a generaciones artísticas distintas.
Oviedo con sus ochenta y tantos años, es uno de los artistas activos - a pesar de su edad - más importantes del país, y pasó de un estilo esencialmente expresionista en la década de los años sesenta y setenta,- incluyendo igualmente un período de temas revolucionarios, principalmente a raíz de la revuelta del año 1965, que tuvo como protagonista al General Caamaño - , a una abstracción de formas, masas y colores diluidos, componiendo la imagen con mucha audacia y soltura, como expresión de la libertad. Oviedo tiene también obras que son más bien experimentales, ya que no le ha dado continuidad a ciertas temáticas.
Por su lado, Ureña Rib a sus cincuenta y tantos años también hizo el salto de lo figurativo a lo abstracto, por lo menos en esta ocasión, y se caracteriza en su muestra más reciente, por sus formas ampulosas, hinchadas y “opulentas”. Es una temática que todavía tiene mucho por delante, a pesar de haberla trabajado durante bastante tiempo, sobre todo cuando el cultor incorpore las sombras con mayor protagonismo en el lienzo, para lograr no sólo el volumen aparente de sus biomorfizaciones, sino también para conseguir una mayor sensación de profundidad y de tridimensionalidad, al “despegar” con el sombreado la figura del fondo.

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