viernes, agosto 01, 2008

TODO EL MUNDO DICE...

YO MARILYNEO, TU MARILYNEAS, ÉL…(2da. versión corregida y ampliada)



Por FAUSTINO PÉREZ


¿Qué tienen en común el Carnaval de Río de Janeiro, el cura comunista nicaragüense Ernesto Cardenal, la revista francesa PHOTO, las técnicas digitales cinematográficas modernas, la conocida papelería de Macalé en la Zona Colonial de Santo Domingo, y un servidor?; la respuesta no se hace esperar: todos nosotros hemos contribuido a echarle leña a la hoguera del mito de Marilyn Monroe.
El carnaval más famoso del mundo ha tenido carrozas alusivas a ella, el cura poeta de Nicaragua le dedicó un extenso y sentido poema, la revista francesa ha publicado portafolios de la actriz en varias oportunidades, las técnicas digitales intentan “revivirla” para realizar películas, el desaparecido Macalé coleccionaba parafernalia marilynesca, y un servidor escribe de nuevo acerca de la starlette.
Muchos saben que el artista de culto estadounidense Andy Warhol, contribuyó sobremanera a darla a conocer en el mundo de las artes plásticas, fuera de su ámbito más “natural” del cine, pero pocos conocen su verdadero nombre: Norma Jeane Mortenson, nacida en el 1926, y fallecida en circunstancias todavía misteriosas, en 1962. Todos los años salen a la venta libros que tratan acerca de ella y de las circunstancias de su deplorable muerte.
Warhol realizó unas series serigráficas de varios personajes como Mao Tse Tung, Jackeline Kennedy, Elizabeth Taylor, Elvis Presley…, y en 1962 tomó un fotograma de la película “Los Caballeros las Prefieren Rubias”, en la que actuaba ella. Con la serie de serigrafías tamaño póster que hizo del cuadro del film, él y otros creadores como Richard Hamilton, en Inglaterra, - otro conocido artista pop quien también le dedicó varios trabajos, en la misma década - , convirtieron a Marilyn en un icono de la cultura pop, la mujer más deseada por todos los hombres, un mito viviente.
Los matrimonios de la Monroe con el ídolo del béisbol Joe DiMaggio, y con el famoso dramaturgo Arthur Miller, con sus respectivos divorcios, contribuyeron por igual a incrementar la fama de ella. El paradigmático Hugh Hefner, fundador de la revista Playboy, compró el nicho vacío contiguo de la recordada Marilyn en el cementerio, para ser enterrado al lado de ella. No nos olvidemos que Marilyn Monroe fue la primera chica de las páginas centrales de la revista Playboy, con una foto de calendario, la cual contribuyó en gran medida al éxito de la publicación.
Independientemente de sus affaires y de su agitada vida íntima, Marilyn pasó por cuatro fases muy bien diferenciadas, si la analizamos desde la vertiente de sus atributos psico-físicos.
En un principio se “vendió” la imagen de una “inocente criaturita” recién llegada del pueblo, que si bien era audaz en sus poses, más que nada “invitaba” a quererla y a adorarla sin hacerle daño. Luego pasó por una etapa de actriz principiante y ambiciosa, que moldeaba su “look” para complacer a sus admiradores que iban en aumento. Su fama ya se acrecentaba.
En un tercer estadio era la súper-vamp, el mito erótico que provocaba y desquiciaba a todos los hombres, la fantasía más sublime y seductora, la pin-up girl favorita de todos los cuarteles de soldados estadounidenses. A este período corresponden sus famosos coqueteos, con el Presidente Kennedy y con su hermano Robert, y los rumores acerca del tipo de relación sexual que tuvo con ellos. (En youtube se puede ver el legendario vídeo de la actriz cantándole Happy Birthday al Presidente de los EE UU).
Pero el correr de los años y las “correrías” de su vida privada hicieron mella en Marilyn, y aunque ella atraía mucho, y tenía fama y nombre, ya no era la misma y en su cuerpo y rostro se notaban las huellas de los excesos, que fueron el preludio de su trágico desenlace. Esta era una Marilyn francamente decadente. En las imágenes de la morgue: http://www.celebritymorgue.com/marilyn-monroe/, a raíz de su fallecimiento, se nota su deterioro físico.
Empero la Monroe aún pervive espoleada por las grandes “fábricas” del mundo del espectáculo y de la publicidad, y así el “star system” se mantiene a partir de los años 60 con dos hit parades: el de las “divinidades” ya fallecidas capaces todavía de provocar nostalgias y suspiros, y otro, de los que están en este plano de existencia y que son portadores de emociones frescas. Y como dice Juan Cueto, en su libro “Mitologías de la Modernidad”: “Lo que las masas adoran - y desean, por lo tanto – es la capacidad de los elegidos para triunfar en los mass media”; a lo que añade: “Los dioses de hoy son conocidos y admirados simplemente por ser conocidos…”
A Marilyn le cabe el honor de haber creado varios estereotipos, que con el tiempo se han convertido en verdaderos iconos típicos estadounidenses. ¿No recuerdan ustedes la estampa de esa boca roja, sensual y brillante, de labios entreabiertos, que aparece por todos lados en un primerísimo primer plano?, o bien, aquella chica a quien la brisa del escape de aire, a propósito del paso del tren subterráneo, le levanta la falda y ella se la sujeta pícaramente.
La propia Madonna, quien ya tiene 50 años de edad, y está en su última fase como cantante y precursora de estilos en la moda, tuvo que abandonar su imagen inicial de chica punk, que tenía en sus comienzos, y apoyarse en los estereotipos creados por su precursora Marilyn ¡Hasta tuvo un affaire con el hijo del Presidente Kennedy! Desde esa plataforma pudo aportar sus propios “ganchos” visuales, entre los que se destaca el uso del “bustier”, y el crucifijo colgado en el cuello. De paso, apareció en un videoclip quemando cruces, y practica el beso lésbico en la boca públicamente, como una forma descarada de auto-promoción, es decir, para que hablen de ella, por sus irreverencias. Marilyn nunca tuvo necesidad de llegar a esos extremos equivalentes, en su época.
Ya Madonna se perfila como una buena candidata para la otra lista de súper-ventas del más-allá, pero nunca ha tenido, ni tendrá, la gracia y el sex appeal de Marilyn. De lo que no cabe ninguna duda es que todavía nadie ha logrado desbancar a la Monroe, a pesar de que hoy en día su cuerpo de curvas redondeadas ya no está de moda; y ni siquiera Jean Harlow, la rubia platino sex symbol de los años 30, la época dorada de Hollywood, es recordada por las masas. Tampoco se recuerda a Sharon Tate, la otra “gatita” sexy y bella, posterior a Marilyn, esposa del director de cine Roman Polanski, quién fue vilmente asesinada en California, en el 1969, por seguidores de Charles Manson. Parece ser que no tenía suficiente “madera”.
Y así continúa incrementándose el culto al recuerdo de Marilyn Monroe, ya convertida en una “industria” estable y próspera, porque como dice la frase: “el show debe continuar”…y el negocio también.

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