domingo, noviembre 01, 2009

MINIESCULTURAS HIJAS DEL MAR



ALGUNAS DE LAS MINIESCULTURAS DE FAUSTINO PÉREZ

Por FAUSTINO PÉREZ

El mar está lleno de sorpresas, y como dijo el chiripero: el mar barre su casa hacia afuera. Esta particularidad puede ser de utilidad para encontrar "elementos" curiosos que sean empleables luego con la finalidad de ensamblarlos, aunque sean muy disímiles entre sí. Yo tengo la ventaja de que vivo cerca del Mar Caribe, justo enfrente de la desembocadura del río Ozama, por donde entran todas las embarcaciones que van al puerto de la ciudad, el más grande del país, y puedo aprovechar los flujos y reflujos del agua para conseguir "piezas", que luego se convertirán en miniesculturas al ser combinadas.
Esos flujos que provocan que suba o baje el nivel del agua del mar, se conocen como mareas y constituyen un fenómeno muy complejo, en las cuales influyen varios factores; en especial, la atracción de la luna por su cercanía y luego el sol. Asimismo, inciden el ángulo de la posición de dichos astros que a su vez está en función de la estación del año, la configuración de las costas porque modifican las corrientes, la topografía del fondo marino ya que eso acelera o ralentiza el movimiento del agua, la latitud geográfica, la distribución de las tierras y los mares, etc. De lo anterior resultan una infinidad de combinaciones, y por eso es muy difícil encontrar dos lugares en el mundo que experimenten mareas iguales. Curiosamente, los astrólogos se basan principalmente en las mencionadas mareas para argumentar que si los astros influyen en el agua del mar, de la misma manera inciden en el agua de nuestro cuerpo, porque como ya se sabe, aproximadamente tres cuartas partes de nuestro organismo es precisamente agua. Naturalmente, que el momento más apropiado para recoger elementos del mar es justamente la marea baja, y además si hay oleaje, se producen momentos en que las olas desentierran literalmente montones de cosas atrapadas y ocultas en la arena.
Por supuesto, que existen diferentes clases de olas, y distintos tipos de playas. En nuestra isla tenemos desde balnearios de cantos rodados con fuertes olas y con un mar color azul-turquesa bordeado por acantilados, hasta playas de arena gruesa con el mar de un colorido azul-intenso, pasando por las costas de arena blanca, que en ciertos casos parece polvo talco por su finura, y con el agua verde-azulada y escaso oleaje. Como es de imaginarse las mejores olas para desenterrar objetos son las del tipo espiral, y las que tienen un movimiento que parecen excavadoras; yo he visto algunas de esas olas de más de 200 metros de largo. Otras en cambio, como las del movimiento de superficie vibratoria o las de vaivén, son menos útiles, porque no tienen fuerza. Las olas de mar arbolada producidas por los huracanes de hasta 10 metros de altura, también sacan muchas cosas fuera del agua.
Así, poco a poco he logrado "ensamblar" más de 200 unidades. Naturalmente, que lo que más abunda - aunque no siempre - son los elementos de origen marino, como corales, abanicos de mar, conchas, caracoles, espinas y vértebras de peces...
En otras ocasiones, debido a la contaminación de las aguas, se encuentran metales, viruta de hierro en la arena, semillas de árboles, pedazos de cerámica, restos de materiales de construcción, huesos, vidrios pulidos por efecto del oleaje, piedras y rocas de muchos clases, alambres, maderas y troncos, restos de telas y de cuerdas, y un largo etcétera.
Los plásticos de todo tipo, y sus fragmentos y restos, materializados especialmente en bolsas, calzados desechados y en toda clase de recipientes, y otros materiales sintéticos como el nylon proveniente principalmente de las redes de pesca, merecen una mención especial por su perdurabilidad, por la peligrosidad que representan para la fauna marina y por su abundancia; de todas formas para mí no son de gran utilidad, porque no suelo emplearlos mucho. Tampoco me sirven las yerbas acuáticas perecederas, como las lilas de agua, que cuando llueve se desprenden de las orillas del río, y son arrastradas hacia el mar por las corientes en grandes cantidades.
Es preciso destacar que el mar puede traer cosas tanto agradables (por ejemplo, yo encontré unas figuras pequeñas e incompletas de cerámica, provenientes quizá de una lámpara o alguna pieza decorativa), así como también desagradables, - en especial cuando llueve mucho y los ríos arrastran de todo - (como podría ser un animal muerto).
Se requiere de un buen pegamento para poder unir elementos tan heterogéneos, y combinarlos siguiendo un criterio, aunque sea para expresar una idea, es decir, que comunique algún concepto. Además, cabe la posibilidad de unirlos en base al color, a la forma, por razones de diseño, y así sucesivamente. El tamaño puede variar muchísimo, yo tengo desde un tronco curioso que mide más de dos metros recuperado del mar después del paso del huracán David en 1979, o sea, hace ya treinta años, hasta algunas que miden poco más de tres centímetros.
El resultado de esas combinaciones de elementos, es posible que tenga un parecido a un ser humano (en cuyo caso sería una antropomorfización), o bien, tener una semejanza con un animal (zoomorfización), otras parecen vegetales u hojas de árboles (fitomorfización); en cambio, algunas son francamente abstractas, porque no se les puede buscar un parecido a nada conocido.
Comoquiera, este hobby es un excelente ejercicio compositivo, y aunque no lo parezca es una maravillosa forma de expresión. Se la recomiendo.

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