jueves, agosto 30, 2007

ADRIÁN JAVIER PRESENTA EL LIBRO "MABÍ EN LAS VENAS" DE FAUSTINO PÉREZ

FAUSTINO PÉREZ O EL LIBRO QUE SE LE PARECE

Por ADRIÁN JAVIER

“Los extremos me tocan”
André Gide

“El fin justifica los miedos”
Mafalda



Hay quienes piensan que quienes escriben, sólo lo hacen para “explicarse el mundo”; o quizás, para que los amigos “lo quieran más”, como es el caso auto confesado del Nóbel colombiano Gabriel García Márquez.

Otros opinan que el acto de la escritura creativa, entraña un arraigado sentimiento de ausencias, frustraciones y pesares inconfesados, aún no asumidos.

Los hay también, quienes consideran el oficio de la escritura con el fin predeterminado de su posterior publicación; como aberración intelectual, desenfado espiritual, atrevimiento social, y/o la más patética de las petulancias personales.

No dejan tampoco de aparecer quienes afirman, que el reverso idiosincrásico de los escribidores de toda laya, tema, ciencia y lugares del mundo; responde a una personalidad en permanente, fluida y renovada perplejidad; por la atención curiosa y pendenciera que prestan al ánima de las cosas, y a las acciones del hombre.

Hambrienta siempre de verdaderas primicias, provenidas de toda fuente y soporte; si algo caracteriza a este último rango referido -el de la personalidad en permanente y renovada perplejidad-, es la avidez de conocimiento con que se nos presenta –en todo medio-, su ser de extremos y consecuencias; regularmente explorador apasionado en un mundo de alma virtual, superpuesto por razones insólitas, muchas veces de inédita complexión alegórica; carentes de simples envolturas cartesianas –esta última, vía expedita y preferida para la divagación intelectual, invertebrada y fácil-, mas sí pletórica de símbolos subterráneos, referencias metafóricas sublimadas, signos emblemáticos subyacentes, como de manifestaciones icónicas aun sin clasificar, expresiones en clave revuelta, traspuestas en códigos invisibles, por inadvertidos, y sobre todo, aun ausentes de la catalogación serial común.

Estos modos diversos de ponderación, acerca de los procesos creativos que impulsan o signan el espíritu de algunos, para intentar a diario volcar las terribles interrogantes o las pequeñas y maleables certezas de la colectividad, en el acto de pura rebelión interna que supone la escritura; responden a una azarosa y sintomática veleidad, de la que es victima – sin siquiera saberlo, intuirlo ni sospecharlo-, la propia masa procreante que le sirve de proyección y plataforma, convirtiéndola en esa fuerza avasalladora e inconsecuente, que sufre el lujo de mostrar indiferencia frente a aquellos que practican un decir, soñando un hacer en libertad, que habría de volverse –se piensa erróneamente que “de forma natural”-, reflejo irrefutable de su entorno, filtro licuante de sus pesadillas y conquistas, fidedigna transparencia de sus anhelos y derrotas, cuando no, primoroso encause de sus esperanzas, o en el mejor de los casos, cual médium conector del arte con la sociedad; testimoniante de las transformaciones infinitas ocurridas en el corazón del hombre común, cuando su esencia primaria es confrontada con el poder de la belleza.

Muchos son los casos en que la literatura funge como remedo de la historia. En que el arte verdadero dice más y revela mejor al hombre y su tiempo, que los aburridos folios académicos, o los pretendidos “exhaustivos” enfoques de científicos, sociólogos, catedráticos, investigadores, encuestadores, periodistas, politólogos, lingüistas o alicaídos “profesionales de la conducta humana”.

Y este es el caso -permítanme aseverarlo con satisfacción mal disimulada- del undécimo y más interesante libro de Faustino Pérez, titulado con gracia y donaire conceptual: “Mabí en las venas” (Editorial Búho, 2007. 295 Pp.,).

Siendo la última delación editorial de un artista polivalente, no es de extrañar que “Mabí en la venas”, sea en el interior de la amplia bibliografía de su autor, el libro que más se le parece. Veamos sus encuentros y disonancias…

El autor es catedrático universitario, poeta onomatopéyico, fotógrafo del maravilloso cuerpo femenino, analista embebido frente al mar en el atardecer, estudioso de las ingles del día en las palabras y del atardecer en su agonía y sus canciones; como el poeta español, Rafael Alberti, el autor de “Mabí en las venas”, es prologuista de cal y canto, y por supuesto, albacea de la noche andada en su primogenitura.

Además; crítico de las artes visuales, voyerista meritorio e irreconocido de la Zona Colonial, antiguo teórico del Parque Colón, guardián asalariado del campanario de la catedral, Economista sin ningún ejercicio, pero graduado con honores en el exterior, hemerotecógrafo a hurtadillas, cultivador clandestino del arte digital conceptual, profesor de inglés a medio tiempo, articulista virtual, a destajo y semejanza, místico, cínico, irónico y ensayista de espada contra la pared; prohijador de estudios pioneros sobre la comunicación dominicana no-verbal, memoriólogo, desmemorioólogo, lacónico consumado y nihilista por encantamiento y desacato; estudioso entusiasta de la semiótica de los cómics, bibliotecólogo, sociólogo ad vitam e in tempore, humorista de la más fina estampa, coleccionista de ostras, corolas, cabezas de caballos de madera, caracoles y luciérnagas mudas, así como de pedazos de arrecifes, vidrios miniformes de vasos de colores y muñecas infantiles de plástico y mansedumbre; espectador y filibustero, bolerista de buen talante y tertulión; amigo y escultor, y en fin… primer capataz de una horda histriónica de comensales, rezagados por un poema impronunciable, pero anochecido en sus requiebros y andadura silábica, que él ha sabido
bautizar como “picaderófilos”, aportando un dominicanismo más a la barahúnda dialectal de los Caribes, más precisamente; al caos querido de este fragmento inolvidable de los trópicos.

La obra es un compendio de asombros. La estructuran ensayos didácticos sobre las artes visuales, la literatura, la sociología, la cultura popular y la tecnología. Así como puntillosas reflexiones docentes, sobre el discurrir mass mediático de personalidades del espectáculo; una prosa imbuida por el éxtasis que producen los avances de la ciencia y la diaria progresión de la comunicación digital en la vida de los mass media, nacidos en el desequilibrio romántico del siglo pasado.

Esto es, “Mabí en las venas” se nos presenta como una loable y curiosa circumnavegación alrededor de los media; aquilata sus mensajes y reseña características inexploradas de sus protagonistas.

Visto y revisto, tras un enfoque sosegado y pormenorizado de los tópicos recurrentes que conforman los movimientos y las manifestaciones de las culturas marginales, y marginadas, por la llamada cultura establecida; “Mabí en las venas” abarca además, los diferentes medios expresivos: la televisión, los periódicos, la radio, el Internet, la publicidad, y un largo, informativo y divertidísimo etcétera, etcétera.

Se detiene con detalle minucioso y objetivo, en sus elocuentes y particulares modos de operar alternativos: los signos gramaticales, las representaciones emblemáticas de las leyendas urbanas, los letreros populares, el graffitti, los símbolos mercadológicos, la polivalencia del lenguaje gestual, las multivocidad de las expresiones sincréticas, los valores fundantes y multifuncionales del lenguaje cinematográfico, el origen de acrónimos devenidos dominicanismos, el erotismo gestual en la mujer dominicana, así como el constante surgimiento de novedosos productos y elementos gráficos; frutos insoslayables de los procesos de avances en la comunicación y la electrónica; los cuales habrán de robustecer, multiplicar y minar los empobrecedores lenguarajes actuales, los antiguos enigmas dilucidados y refrendados por McLuhan, y los
misteriosos saberes escondidos al interior del inconsciente promedio, que cada segundo ve revolucionarse su integridad fractal, copando el urgente y ya irremplazable espacio virtual que lo conforma.

De “Mabí en las venas”, podríamos decir casi lo mismo que se expresa en la introducción de la web site del “Atlas Español de la Cultura Popular”, refiriéndose al estudio que le sirve de justificación y pretexto a su razón de ser en el espacio: “El estudio abarca los diferentes medios expresivos, interrelacionando tanto los continentes como los contenidos, tanto las temáticas como los creadores, y agrupa a los textos teóricos e historiadores. Se aproxima a las mitologías de los personajes reales y a la visión que los media comunicantes deslizaron desde la cultura popular, en torno a los Adivinanceros, Animación, Aventuras, Calendarios, Canción, Cartelismo, Ciencia-Ficción, Cine genérico, Consultorio radiofónico, Crimen, Cromos, Cuentos, Estampas religiosas, Fanzinismo, Folletín, Fotomontaje, Fotonovela, Historieta, Humor gráfico, Ilustración, Juegos, Juguetería, Literatura Infantil y Juvenil, Narrativa Fantástica, Narrativa Rosa, Oeste, Postalismo, Prensa Rosa, Prensa de sucesos, Radio, Recortables, Refraneros, Teatro callejero, Televisión, Terror, Video (…) la investigación adopta el formato taxonómico y de diccionario, y en la ordenación de sus entradas se atiende, con especial dedicación, a las voces de enlace y réplica para una mejor y más férrea navegación. Lo aquí aproximado es un ejemplo mínimo de la totalidad (…). Acaso permita entender la complejidad de la investigación, de su sistematización, de las categorías, del enfoque teórico, de las denominaciones, de los apoyos gráficos, así como de los géneros, mediante una secuencia de materiales seleccionados con la intención de que sirvan de apoyo para conocer, saber, aproximar y concretar cómo y quiénes han protagonizado este sendero histórico”.

Podríamos decir casi lo mismo, es cierto, pero preferimos hablar de las páginas de “Mabí en la venas”, con las palabras que utiliza su propio autor, refiriéndose a la supuesta “mudez de las paredes”, en un texto de antología faustiniana, titulado “Graffiti nuestro de cada día”: nos “hablan” a los ojos, nos dicen cosas, nos comunican experiencias, nos advierten de
los peligros, nos señalan los caminos, nos notifican, nos anuncian e informan de todo aquello que se puede expresar con la escritura, que no es poca cosa.

Faustino Pérez hoy pone a circular el libro que más se le parece. No lo digo yo, lo entreverá él en un texto testimonial que sirve de prólogo a “Mabí en las venas”, titulado: “Testimonio como escritor y como artista”. Le cito: Desde que me inicié en el arte y en la escritura, me he guiado por el principio de que “el estilo es el hombre”, en el sentido de que el ser humano en general, y el artista y el escritor en particular, al expresarse en cualquier manifestación de la vida, lo hacen a su manera, es decir, con su sello personal. El único requisito consiste en dominar la técnica y/o la destreza. Siempre con la intención de trascender, aunque muchos no se den cuenta den cuenta de esto, y por más que el instinto de supervivencia pretenda imponerse (…) Empero, aquel que tenga la predisposición y aptitud para algo, sólo le queda aprender y mejorar su técnica, con la intención de intentar sobresalir.

Por esta evidenciada identificación de autor y obra, no nos sorprende la referencia al libro de Sigmund Freud, titulado “La Psicopatología de la Vida Cotidiana”, publicado en el 1901, y referido por Faustino Pérez como libro que le marcara tras su lectura en la década de los ’70.

Considerándolo como “un punto de inflexión” en su evolución profesional; el Faustin hace una aseveración que nos alienta a seguir adelante en la lectura de “Mabí en las venas”. Esta aparece contenida en el texto titulado: “Mi libro favorito: de la mano del doctor del cigarro”: para mí la importancia de un libro estriba en su capacidad de “iluminarnos”, y simultáneamente de abrirnos “caminos” por donde transitar, intelectualmente hablando. Un libro que impacte a uno, hasta convertirse en favorito, ha de tener mucha “personalidad”, por decirlo de alguna manera (…) yo fui llevado de la mano de Freud, al “mundo” de lo meta-comunicado;
aprendí a no dar por descontado las apariencias y a buscarle otros significados a lo cotidiano. ¡Toda una revelación en esa coyuntura de mi existencia!”, dice el Faustin. Y qué bueno para nosotros sus lectores que fue así. Evidentemente, “Mabí en las venas” es el botón que mejor nos muestra las esencias aprehendidas tras las lecciones del Padre del Psicoanálisis.

Se trata de un libro hablador y conceptuoso. Divertido, revelador, interactivo y vislumbrante. Diseñado por un escriba que intentó tallar a su medida un espejo de palabras que habrían de reflejar la imposible memoria de su desemejanza. Lo intentó seriamente y lo logró sin duda alguna. Lo hizo a su imagen y talento. Lo escribió tal como lo imaginó: bajo la égida del cuadrante del insomnio. “Mabí en las venas” es libro escrito al socaire de la sensibilidad y el embeleso. Sus páginas están fermentadas con la expresa intención de hacer pensar en nuevas preguntas para un mundo desalmado, y sin respuestas satisfactorias ante lo inasible.

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