viernes, diciembre 01, 2006

EL EROTISMO GESTUAL EN LAS DOMINICANAS (2DA. PARTE)

Por FAUSTINO PÉREZ

Se ha dicho en innúmeras ocasiones que los ojos expresan cómo es la persona, las manos delatan lo que ha hecho en la vida, y la boca lo que ha conseguido.
Claro está, esta frase hay que interpretarla en un contexto social. En este conglomerado han confluido varios cientos de etnias, y la historia nuestra se ha caracterizado por sus arritmias. Solamente de África, fueron traídos esclavos de más de un centenar de procedencias étnicas. Pero también han llegado miles de inmigrantes desde otros continentes, por diferentes motivos. Toda esa mezcla ha servido de “background” de nuestra sociedad.
Naturalmente, por esos motivos y por otros más, hay que dejar un cierto margen por razones de herencia. Por ejemplo,
una boca con las comisuras hacia abajo por motivos hereditarios, normalmente, se interpreta como un rostro triste, pero aún así, si la persona consigue lo que se propone en su vida, la boca incluso le cambiará de color, y aparentará más alegre.
Con relación a los ojos, los de ella tienen más brillo que los de él, porque al tener la esclerótica mayor, es decir, la membrana que cubre al ojo por dentro, y que por detrás permite el paso del nervio óptico y por delante tiene engastada la córnea, eso le da mayor luminosidad ocular. Esto ya de por sí le confiere a la mujer una ventaja comparativa por la gran capacidad expresiva que tienen los ojos. Lástima que cuando llega la vejez eso se pierde. Ya se sabe que al momento de fallecer, los ojos son los principales indicadores de que la actividad cerebral ha cesado, porque permanecen fijos.
Encima de lo anterior, la mujer suele depilarse y pintarse las cejas, para ganar aún más ventajas; en cambio el hombre no acostumbra esa práctica. No hablemos nada de las pestañas postizas y de las lentillas de contacto de colores exóticos, y de las sombras de diferentes tonos con mucho brillo, para los ojos.
Para la boca también existen los carmines, algunos muy brillantes, que sirven para atraer la atención poderosamente. No es un capricho que el color que más se usa es el rojo, en todos sus matices, símbolo de la pasión y del amor, al igual que del peligro y la violencia; aunque en menos proporción también se emplean otras tonalidades. Ya los pintalabios son de buena calidad, y la muchacha se puede comer un “helado en palito” haciendo malabares provocativos con la boca, y no se despinta.
Con respecto a las manos, en el mercado se encuentran muchas cremas y esmaltes de uñas para embellecerlas; y aquí también la mujer lleva la delantera.
Últimamente se ha puesto de moda el empleo del Botox, para eliminar arrugas principalmente del rostro, del cuello, etc.; lo único que ese producto tiene dos inconvenientes: en primer lugar es muy caro; y segundo, los efectos sólo duran entre cuatro y seis meses; lo que significa que aparte de que cuesta un dineral, el resultado tampoco dura mucho. Es preciso aclarar que existen numerosos tratamientos para disimular las llamadas arrugas, también conocidas como pliegues o surcos de la cara.
El maquillaje, se utiliza igualmente para el disimulo, y tiene una gran demanda entre las mujeres, muchísimo más que entre los hombres.
Lo que constituye un gran enigma, es el poderoso atractivo que ejerce lo que yo llamo la forma UU en el cuerpo humano, y que aparece en áreas tan vitales para la seducción como los glúteos, los senos, en las cejas (invertidas), y un poco en la boca. Las mujeres más osadas, que usan pantalones tanto cortos, así como también largos, pueden andar por la calle mostrando la llamada pata, pie, o pezuña de camello, que se produce cuando el pantalón marca pronunciadamente el pubis de la mujer, y se nota una especie de hendidura, en el centro. Ahí también se reproduce la forma UU. Son todos “lugares” estratégicos, de primer orden que tienen como finalidad la de atraer.
El hombre dominicano posee una especie de ambivalencia o contradicción, dicho de otra manera, no tiene las ideas claras con respecto a lo que le gusta; ya que por un lado admira las féminas que tengan un pubis abultado, pero simultáneamente ha convertido la vagina estrecha en un mito.
Los varones que se sienten atraídos por los pechos femeninos, son considerados por algunos autores como “niños frustrados” porque no fueron amamantados lo suficiente, aunque a veces se exagera sin razón. Precisamente para ellos, la mujer tiene muchas opciones, desde inclinarse hacia delante, para que le vean parcial o totalmente lo que ostenta, hasta ponerse sujetadores rellenos o que aprieten las mamas hacia el centro para que aparenten ser más grandes, siempre con la intención de que se les vea la ranura de la “alcancía”, o sea, el resquicio entre los dos pechos. Además, tiene a su disposición muchos tipos de escotes. De la misma forma, se pueden cerrar el mismísimo escote, al ver un hombre, al igual que se hace con el ombligo cuando se lo tapa, para aparentar recato. Mención aparte merecen los implantes de silicona o de otros productos para que los pechos aumenten de volumen. Más de una ha hecho carrera en base a los “encantos” recién proporcionados por la silicona, tanto aquí como en el extranjero.
Todo lo anterior de nada sirve si no se atrae a quien interesa, y para ello la dominicana cuenta con la sonrisa, siempre dispuesta, que sirve de apertura o de acelerador del proceso, con la variante importante y mucho más provocativa, de estallar en risa cubriéndose la boca con la mano. Ya mencionamos el morderse la punta de la lengua con suavidad, pero también se hace la mordedura con el labio inferior, o bien, se muerde el dedo meñique pícaramente. Estos son los más corrientes piropos gestuales de parte de ella, al igual, que “quemar” al hombre con la mirada. En todo caso, cuando una persona ve algo o alguien que le gusta, se le dilatan las pupilas, pero esto sólo se aprecia a una cierta distancia, y es válido para ambos sexos. Por eso, en publicidad se le suelen retocar las pupilas a las modelos, para que se les vean más dilatadas.
En su repertorio de ademanes, la mujer de aquí cuenta con tres frenos básicos y drásticos, que son: el “chuipe”, el “truño” y la “cortada de ojos”.
Supónganse ustedes que un hombre piropea a una mujer, y ella suelta un chuipe; con eso le está diciendo que se dedique a otra cosa, que con ella no hay esperanzas, a menos que quiera provocarlo, y medir su grado de interés. Sin hablar, y únicamente con el sonido que sale de sus labios, y el movimiento de la cabeza, girándola hacia arriba, ella envía el mensaje de desprecio. Es preciso aclarar que el chuipe haitiano es mucho más expresivo que el dominicano, es decir, con muchos más matices. Son variaciones dentro de la misma isla. Para los “piropeadores” existen dos “neutralizadores” a disposición de ella: la indiferencia, y el dar las gracias con cortesía.
El truño, por su parte, que se hace con la boca torcida hacia un lado formando una protuberancia, es una manera de demostrar desagrado por algo o por alguien. Cuando se practica en serio, el hombre no tiene nada qué hacer. Algunas lo hacen como una provocación, es decir, para exhibir sus labios.
La famosa “cortada de ojos”, sirve varios propósitos, desde demostrar desagrado, más o menos en serio, “diciendo”: te odio; hasta para provocar al otro, pasando por hacer una ostentación de sus bellos ojos. A veces, este movimiento ocular, se combina con un parpadeo final, para recalcar el gesto efectista y coqueto.
Los adornos corporales, por igual, embellecen, y por esa razón tienen una importancia enorme en la historia de la humanidad. Todavía es posible descubrir pueblos primitivos que no se visten o lo hacen muy poco, en ciertos rincones apartados del planeta; sin embargo, absolutamente todas las etnias, se decoran el cuerpo.
En este apartado la mujer tiene a su disposición miles y miles de adornos, para todo su cuerpo, con la finalidad siempre de llamar la atención.
Si empezamos por el cabello, venden numerosos atavíos para él, y los peinados pueden ser muy variados, para despabilar a los despistados. Como ejemplos tenemos la famosa “cola de caballo”, que algunas mujeres emplean inteligentemente para excitar al varón de la especie, con el movimiento pendular; y el peinado hacia un lado, jugando con la asimetría, para verse
más sexy. No digamos nada de los elegantes moños, y de la melena larga y suelta. Todavía pueden verse en nuestras calles, mujeres con un peinado afro disimulado. Este estilo se impuso aquí, y no llegó directamente del África, sino, que se puso de moda importado desde las grandes metrópolis de las EE UU en la década de los años 60, en particular de New York
Por su lado, el estilo punk nunca pudo calar apreciativamente entre las dominicanas.
En cambio, los peinados haitianos sí han sido imitados, en especial, por aquellas que aceptan su negritud sin complejos, por las que pretenden no tenerlos, o por las que son descendientes de ellos.
Los collares, y adornos para el cuello y orejas abundan y existe una gran variedad.
Las gafas merecen una atención especial, en especial las oscuras, por ser un complemento muy “cool”, en el sentido mcluhaniano del término, ya que sirven para observar con discreción a los otros; y los demás tampoco saben a quién está mirando la persona que las lleva puestas, o de qué color tiene los ojos, si es bizca o tuerta; es decir, que provocan una “alta participación”, en el otro.
En los últimos tiempos se han puesto de moda los tatuajes y el “piercing”. El tatuaje ha adoptado un nuevo significado después de tener miles de años de historia. Antes se hacía para decorar el cuerpo, o para mostrar que se pertenecía a un linaje, clase o casta. Por otro lado se empleó en algunas guerras para marcar a los prisioneros de guerra. Es también un indicador de pertenencia a una profesión como la de marinero; o a una categoría social, como los presos o aventureros. Hoy en día es una moda y en sus inicios el gran impulso se lo dieron las cantantes de música rock, por el llamado “efecto demostración”. Existen tatuajes permanentes y provisionales y se hacen en cualquier parte del cuerpo. El tatuaje como medio de comunicación visual, tiene muchas implicaciones colaterales, como la de ser un mecanismo de control social, y además, se puede interpretar como un acto de rebeldía y una manera de rechazo de las normas establecidas por la sociedad.
El piercing es, por igual, reciente en occidente, me refiero como actualidad, y se practica en las orejas, la nariz, la lengua, el ombligo, las cejas, el clítoris, los labios, etc. Todavía no se ha llegado a la escarificación o decoración del cuerpo con cicatrices, al estilo africano, pero nadie sabe. Y la henna con la que se dibujó la rockera Madonna las manos, no pasó de ahí. En su época, esta intérprete colocó en el mercado, el uso del bustier, pero aquí parece que no cuajó ese atuendo entre las dominicanas.
La cintura y las caderas se prestan mucho para ser adornadas. Ya sabemos que la cantante colombiana Shakira, puso en boga un tipo de cinturón en las caderas, que para ella es muy útil para su pseudodanza del vientre, que realiza en sus espectáculos de música rock. Los pañuelos y pañoletas son igualmente muy demandados, al igual, que los pantalones que dejan al descubierto toda la parte central de su cuerpo, dándole protagonismo al ombligo, a las caderas, y a la espalda baja simultáneamente. Si se combina con los tirantes del “colaless” sobre las caderas, por fuera de los pantalones, entonces la provocación se complementa.
Hay diseños de faldas que potencian las curvas; por ejemplo, los flecos en esas piezas de la vestimenta le añaden una gran sensación de movimiento al cuerpo. La importancia de saber caminar no pasa desapercibida a las dominicanas, quienes ensayan desde muy jóvenes, los movimientos al andar. Algunas van más lejos, y practican en el mar, para “flojar” las caderas con la resistencia del agua.
Otra cantante, la mexicana Thalía, hace tiempo impuso la moda de la “cintura de avispa” como objeto del deseo. Ella sencillamente hizo lo que hacen muchas candidatas a misses, es decir, que se sometió a una cirugía para “retocar” su cuerpo.
Hace ya un cierto tiempo, se convirtió en novedad un tipo de blusa elástica sin tirantes, que quedaba ceñida a la parte superior del cuerpo femenino, la cual se prestaba mucho para la seducción. Inclusive, le pusieron el nombre vulgar de “bajaimama”.
Para la ropa que se usa es muy importante la elección del color, porque los reflejos que producen los tonos influyen directamente en el look de la mujer. Muchas de ellas ya saben lo que se conoce como la paleta de colores personales, con el fin de maximizar los efectos cromáticos, y verse más favorecidas. Veamos brevemente los más interesantes.
Uno de los colores más complejos, por los diferentes significados que trae aparejados, es el negro. Por un lado, puede afirmarse que el negro oscurece todos los demás matices, y en principio se le asocia con la oscuridad y el peligro que ello implica, puesto que el hombre primitivo, se encontraba con el negro en las cavernas, y en la oscuridad de la noche. No en vano en derecho existe el llamado “agravante de nocturnidad”. Nosotros tenemos numerosas frases idiomáticas que incluyen este vocablo para referirse a la raza, casi siempre de forma peyorativa. El negro es en nuestra cultura el color preferido para expresar el luto, conjuntamente con el blanco, y en mucha menor medida con el morado. Antes eran habituales las sotanas negras de los curas. Este color, también se interpreta como una ausencia de colores. De todas formas el negro se emplea para las vestimentas formales, y se le vincula con la elegancia en el vestir. Para las mujeres, el negro puede ser un color muy sexy y provocador, aunque el hombre no lo interprete de esa manera.
Curiosamente, el negro es el color preferido por los grupos marginales y anti-sociales, como los satánicos y los metálicos, etc. Ya en su época lo usaban mucho los Ángeles del Infierno, para la indumentaria y para sus motocicletas, generalmente de alta cilindrada. De la misma manera, se emplea para disimular las formas del cuerpo. Cuando se mezcla con el blanco y/o el azul, da como resultado un gris que se usa mucho para los trajes corporativos de los ejecutivos.
El rojo, por su parte, produce un efecto curioso, y es que donde aparece, la persona o el objeto, se ve más cercano, que si tuviese otro color; ya se sabe que el encarnado en un matiz cálido, que acelera el pulso, más que el naranja y el amarillo, y que aparecen en ciertas tonalidades del fuego, en el cielo en determinadas épocas y horas del año, en algunas flores, y así por el estilo. No nos olvidemos que la sangre es roja.
El verde, asoma en la naturaleza, concretamente en la vegetación, y en muchas tonalidades del mar, y de ahí su significado de abundancia y de esperanza. Al contrario que el rojo, es un color que calma; no obstante, se le asocia además con un anti-simbolismo, ya que los cadáveres toman un tono verdoso, y es igualmente, el matiz de ciertas especies de víboras, y de ahí que se le vincule con la envidia, la traición, y otras cualidades negativas.
El azul es otro tono frío, que expresa la calma y la tranquilidad, y aparece en el cielo a algunas horas y en el mar a ciertas profundidades. Se le relaciona con el infinito, y es el color de los filósofos y de los poetas. En nuestra cultura el azul claro representa lo masculino; y el rosado, lo femenino.
En música existen los “blues”, que se caracterizan por su melancolía.
El blanco señala lo impoluto y puro. De ahí su empleo para los trajes de novia, de primera comunión, de confirmación, para los bautizos, entre otros.
Independientemente del color que lleve, la dominicana hace un gesto con cierta frecuencia, para darse cuenta de quién la está mirando a ella, y consiste en voltear la cabeza bruscamente hacia atrás. El hombre cuando se voltea lo hace para contemplar algo que le gusta, que le interesa, o que quiere ver, como podría ser el pompis de una fémina; en cambio, la mujer ejecuta la acción para obtener información acerca de su fan club.
Ya lo saben, la próxima vez que miren hacia atrás, tengan cuidado para que no se pongan de todos los colores.

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